Maldita sea mi suerte (recuerda a Más Birras)


El filósofo Javier Aguirre Santos sabe mucho sobre uno de los mejores grupos españoles de música pop (rock, música rock, que los talibanes de esto se me sublevan). Hablo de los zaragozanos Más Birras. En el magnífico encarte interior, un librito grapado de 24 páginas, un folleto muy bien editado incluido en la edición de la discografía completa de Más Birras titulada Maldita sea mi suerte: discografía completa. 1985- 1993, publicada a finales de 2016, Aguirre escribía que “su publicación recupera para las jóvenes generaciones una de las páginas más hermosas de la historia del rock en Aragón”. Se remonta Aguirre al mítico Rocky Kan y sus primeros discos de rock en los lejanos años 60 y nos menciona “los impecables trabajos de artistas como Carmen París, Bunbury y Amaral” para aclarar que han sido numerosos los artistas que “han escrito desde la escena roquera la historia de la música popular en Aragón”, de tal manera que, “al repasar esa larga historia, resulta difícil encontrar una banda más comprometida con su tierra, una banda más nuestra que los Más Birras”, formados en 1985 como “continuación natural de los legendarios Golden Zippers”, una banda pionera de rockabilly.

 

“Los Más Birras elaboraron su particular universo desde unos presupuestos que chirriaban con las modas del momento frente a la estética frívola y descarada de los 80. Aparentemente ajenos a su tiempo, optaron por una estética encarnada en la vieja cazadora de cuero y brillantina en el tupé, y frente al proverbial desencanto postransicional de las bandas nuevaoleras, optaron por un sincero compromiso social no exento de grandes dosis de humor”.

 

La discografía del grupo zaragozano estaba repleta de buena música, pero también de “auténtica poesía”.

 

“En gran medida, Más Birras siguieron contando las viejas historias una y mil veces contadas por el rock and roll”.

 

Esta joya musical estaba compuesta especialmente por los dos cedés que contienen las grabaciones, incluso las finalmente no grabadas en los discos originales, de los dos epés, de 1987 y 1988, y los dos elepés de Más Birras, de 1990 y 1992. En la primera página de su folleto, el gran Jesús Ordovás comentaba que, desde el primer momento que escuchó la ya emblemática canción de Más Birras Apuesta por el rock and roll, tuvo la misma sensación que le provocó Esto no es Hawaii de Loquillo y los Intocables siete años antes: la de encontrarse “ante una canción extraordinaria, mágica, una de esas canciones que destacan entre cientos de miles”. Recuerda Ordovás que el disco que la contenía (Al este del Moncayo) fue votado por los oyentes de su programa radiofónico, Diario Pop, como el mejor mini-lp del año.

Mis canciones favoritas de Más Birras, además de Apuesta por el rock and roll, son Tren de medianoche, Voces de tango, Cass, la chica más guapa de la ciudad (mi preferida), Perla criolla, Besos dulces como la miel, Quién ha venido, Loreto, Carne de tren y Blues del hijo de Dios.


Más Birras fueron básicamente dos amigos desde la infancia, el sensible y talentoso Mauricio Aznar (guitarrista y cantante) y Gabriel Sopeña, pero existe la tendencia a considerarla únicamente la banda de Aznar, aunque las canciones no eran todas compuestas por él, pues Sopeña (un músico como la copa de un pino que ha tenido dos bandas memorables, Ferrobós y El Frente y colaborado habitualmente con Loquillo) también aportó sus composiciones al repertorio de la banda. De hecho, entre mis favoritas casi todas son suyas. Dos de ellas fueron compuesta por los dos: Apuesta… y Blues del hijo de Dios. Cass es un poema de José Luis Rodríguez García musicado por Sopeña, experto en ponerle música a las poesías de los mejores (como bien sabe Loquillo, que además también ha cantado un poema de Rodríguez, con música de Sopeña: Debes saberlo). Sopeña es habitualmente considerado como un colaborador, no un miembro, de Más Birras. Yo no entiendo nada.

Aznar y Sopeña

Los demás miembros de Más Birras fueron Miguel Mata, al bajo, Víctor Jiménez, a la batería, y Mariano Ballesteros al saxo. Se incorporó otro guitarrista en 1990, Quino Díaz, sustituido dos años más tarde por Josu García (guitarrista años más tarde de Loquillo y productor y músico en el disco de Sopeña del año 2017 titulado Sangre Sierra).

En el folleto de Maldita sea mi suerte: discografía completa. 1985-1993, el periodista musical Matías Uribe escribe un texto titulado ‘Más Birras: vaqueros de los Monegros’. De la banda dice que, “pese al trozo de tarta de popularidad que saborearon a finales de los 80, acabaron perdiendo su apuesta por el rock and roll. La culpa: el cansancio, las escasas ventas discográficas y la devoción cada vez mayor de su líder, Mauricio Aznar, por el folklore latinoamericano”. Añade Uribe:

 

“Con la visión de hoy, casi un cuarto de siglo después de aquella ruptura, y escuchando todas sus canciones, la figura de Más Birras se agranda, obliga casi a dar un puñetazo de rabia en la mesa al comprobar lo injusta que fue la pérdida de su apuesta por el rocanrol”.

 

En 2023, se estrenó la película hispano-argentina La estrella azul, escrita y dirigida por Javier Macipe, donde Pepe Lorente interpretaba a Mauricio Aznar. El film recibió una recepción crítica excelente y fue calificado de emocionante, divertido, honrado, juvenil, energético, hermoso, contenido, doloroso, intimista… Aznar, muerto en 2000, tiene en Zaragoza un paseo con su nombre en el que hay además un busto suyo. Pocos días después de su fallecimiento, Concha Monserrat escribió para El País esta necrológica del músico aragonés:

 

“Mauricio Aznar dejó el lunes pendientes un montón de citas. De conciertos en El Pilar, en los cafés, de encuentros, de grabaciones. El músico, uno de los rockeros imprescindibles del panorama aragonés en los ochenta, murió en Zaragoza a los 36 años. Con su primer grupo Golden Zippers grabó en 1983 su primer disco. En él cantaba, como recordaba ayer el crítico Miguel Mena, su amor por una chica de Tennessee. El rockabilly era su fuerte y con Más Birras, su segunda formación, un grupo insignia del rock aragonés, grabó un disco pegado a la tierra, Al este del Moncayo. Canciones de la mano de otro músico, Gabriel Sopeña, algunas de ellas recreadas en la voz de Bunbury: Apuesta por el rock and roll. Cantó a los problemas de Aragón, a las historias de amor y en su mejor momento, cuando saltó al panorama nacional, disolvió el grupo de rock y creó Almagato para entrar en la milonga y el folclor argentino. De su tupé de los primeros tiempos pasó a la gorra calada. Lo que nunca se quitó fueron sus botas que le han llevado a donde quería. Ya lo decía: El sol nunca se pone en las montañas de Luisiana...”.

 

Escucha mi nombre y guárdalo dentro del corazón, cantaba Maurico Aznar en Quién ha venido, la canción que abría el último elepé de Más Birras, Tierra quemada, aparecido cuando yo aún no había cumplido los 30 años, ocho antes de que él se borrara de este mundo.

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