Orden y talento: Arsenio fue el fútbol
Arsenio: el fútbol de El Brujo es un magnífico libro escrito por el periodista español Xosé Hermida y publicado en 1995. Su protagonista es el que fuera jugador y entrenador de fútbol Arsenio Iglesias Pardo. Aunque, en realidad, lo que preside todo el volumen es el fútbol en sí mismo, sin restar un ápice al personaje absolutamente central de la obra. Porque Arsenio fue el fútbol. El fútbol de toda una época, la de la segunda mitad del siglo XX español.
Hay una frase de Arsenio que convenció a todos cuantos se preocuparon por entender
qué es eso del fútbol, “conservadores y audaces, partidarios de la zona y del
marcaje al hombre, defensores del pelotazo y enamorados del fútbol de toque”, esa
frase era la que decía aquello de que “el fútbol es una combinación de orden
y talento”. Arsenio explicaría respecto de ella que “los medios de
comunicación repitieron mucho esa frase mía, con la cual lo que había intentado
señalar es que el orden lleva implícitas muchas cosas, el orden implica el
marcaje, los desmarques, la buena posición sobre el campo, la salida rápida con
la pelota, el orden es el equipo y el talento lo individual, lo que se expresa
dentro del grupo”.
Para el psicopedagogo y entrenador argentino Ángel Cappa, la frase expresa “la grandeza de lo simple y la profundidad desconcertante del sentido común, es decir, el talento ordenado, si lo prefieren, lo demás ganas de complicarse”. Más de 20 años después, Cappa resaltaría el poder de aquella definición en También nos roban el fútbol, el libro que escribiría con su hija María.
Arsenio (a quien acabó por conocérsele como El Brujo, de ahí el
título del libro de Hermida, y que opinaba, por cierto, que “la brujería
disminuyó en Galicia gracias a las carreteras y la luz eléctrica”), consideraba,
además, y así lo dijo, que “el fútbol es un juego de ampliar y reducir
espacios”.
¿Qué era para Arsenio ser un entrenador/director técnico? El
deportista gallego consideraba que, para ejercer como entrenador, “hay que
manejar una serie de conceptos técnicos, físicos y de estrategia, pero no
olvidar nunca que sobre todo somos conductores de personas”.
Más frases genialoides de Arsenio Iglesias: “en el fútbol, la mitad de las
cosas que se cuentan son ciertas y la otra mitad falsas”.
Como jugador, fue convocado en una ocasión, pero no seleccionado finalmente,
para integrar la Selección española de fútbol. Arsenio también estuvo a puntito
de ser fichado por aquel Real Madrid de Santiago Bernabéu que se estaba adueñando
de Europa. Pero su club, el Deportivo de La Coruña, puso muy alto su fichaje
por el club blanco, demasiado caro: “entonces me vendieron al Sevilla, ya no
volví a ser feliz ni a disfrutar con el balón”. Era 1957.
Supo bien pronto, antes de ser un entrenador de (singular) prestigio, que “despertar esperanzas puede acabar resultando una fatalidad”. Arsenio Iglesias “cobró un enorme protagonismo, ya que los periodistas vieron en él, por su edad, su origen social y futbolístico y su heterodoxia en el comportamiento externo, al mejor símbolo de una epopeya deportiva que el mismo Frank Capra se derretiría por llevar al cine: acabó elevado a la categoría de héroe popular y eso despertó muchos recelos en su entorno”.
Sábado 14 de mayo de 1994. El Depor se juega ganar aquella Liga en un
partido en Riazor contra el Valencia:
“Encerrado en el hotel de
concentración, Arsenio pasó un día fatal, lo confesaría después. Era
perfectamente consciente de que el fútbol, como todos los juegos, se alimenta
de la incertidumbre y el capricho, un pie mal colocado, una carrera mal
medida, un regate a destiempo o un error del árbitro y se desvanecería ese torrente
de ilusión como se pierden las cosechas con el granizo o los pastos se secan
con el sol. Él lo había vivido tantas veces después de 40 años viendo girar la
pelota… Seguramente no pude evitar los recuerdos: la promoción del 54 contra el
Celta, la final de Copa del 59, el partido de Bilbao del 65, el ascenso del 71,
el drama contra el Rayo en el 83, el milagro de San Vicente en el 88, el
nuevo ascenso en el 91 y la promoción frente al Betis solo dos años antes. ¡Cómo
pasa el tiempo! Era su destino deslizarse siempre sobre el filo, apurar su
suerte hasta el último aliento. Y, a esa hora, en algún lugar, ya estaba
escrito lo que iba a suceder esa noche”.
Es sabido cómo acabó aquel encuentro: el Depor desaprovechó en el último
instante el penalti que le hubiera valido ganar aquel torneo y… Como el propio
Arsenio sentenció: “la derrota es más humana”.
En el momento de la retirada de O Bruxo, Rómulo Sanjurjo,
acordeonista del grupo “de rock bravo” Os Diplomáticos “e inquebrantable fan
del Deportivo, puso en circulación una frase”:
“Se marchó Arsenio. Ya sólo nos
queda el fútbol”.
Arsenio Iglesias, antes de prestar su último servicio como entrenador brevemente en el Real Madrid, dejó el Deportivo de La Coruña tras hacerle ganar su primer gran torneo en 1995, la Copa del Rey. También lo había sido del Hércules, del Zaragoza, del Burgos, del Elche, del Almería y del Compostela. Él lo sabía:
“En el fútbol aparece multiplicado lo mejor y lo peor que hay en la vida”.
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