El rocanrol y el cristianismo
En marzo de 1966, cuando los Beatles dominaban, afortunadamente, el planeta Tierra, John Lennon declaraba en una entrevista, sí aquella del contexto sacado de madre con su ser más famosos que Jesucristo, que no sabía “qué desaparecerá primero, si el rocanrol o el cristianismo”.
Ay, alma de cántaro: el cristianismo lo tiene difícil para desaparecer tras sus milenios de supervivencia, salvo que la Iglesia católica, sus miembros (glups), siga metiendo mano a los chiquillos y callando a quienes gritan asqueados aquellas vilezas (tan propias de unos bestiajos que aprovechan tan bien las dictaduras, las católicas, digo). Y, sin embargo, hoy, el que parece tener los días contados es el rocanrol.
¿A quién con
menos de 45 años le importa que el rocanrol sea ya sólo un reducto de ancianos
(o casi) deseando haber sido jóvenes durante algo más de tiempo?
El rocanrol nunca
morirá, cantaba el otro. Ja.
Sobre el final de
la música rock, no de la música pop en su conjunto, ojo, aunque también,
reflexioné cuando escribía mi libro sobre la música (pop). Voy a buscar lo que
dije entonces…
Ya lo he
encontrado, te lo dejo ordenadito aquí.
En Yeah! Yeah! Yeah! La historia del pop moderno,
su autor, Bob Stanley, asegura que el rock tiene su punto final en el
grunge. La historia del rock quiero decir. Para Stanley, “cuando el grunge se
convirtió en una sensación mundial, un fenómeno adolescente con su vestimenta y
su idioma particulares, muchos lo recibieron como si se tratase del primer
estilo musical que abría una brecha en las murallas del rock clásico, con la
ética y la actitud de 1977 como arietes; como si pudiese representar el futuro
del rock. En realidad, representó su punto final”.
Es más que probable que el rocanrol ya no sea nunca lo
que fue. Resulta evidente, pero… ¿tiene futuro el rocanrol? Responde otro
músico y escritor musical, Fernando Martín:
“La música de guitarras vivió sus
mejores momentos creativos en los 50, 60 y 70 del pasado siglo. Nadie podrá
superar eso en cuanto a concebir una larga sucesión de clásicos. Ocurre lo
mismo en el cine: nadie en la actualidad puede superar a los pioneros.
Como en todo, existen los
francotiradores que escapan del magma en el que se ha convertido la música
popular en el presente y se apostan para lanzar descargas de calidad que
siempre tienen sus referentes en los clásicos.
Además, el rocanrol a partir de U2 ha
perdido la raíz negra, que era su seña de identidad y la causa primera de su
aparición.
¿Reverdecerán los laureles? Tanto en
esto, como en todo, a mí me gusta ser optimista y creer que habrá una
generación de mocosos que, más tarde o más temprano y por llevar la contraria a
sus padres o hermano mayores, vuelvan la vista a esta espléndida música que ha
hecho bailar al mundo durante largas décadas.
Mientras tanto, aún nos queda un
viejo tocadiscos y unos vinilos con heridas del paso del tiempo para recordar
por qué al menos una vez en nuestras vidas sentimos que podíamos levitar de
felicidad.
Y esto, querido amigo, nunca es poca
cosa”.
El propio Bruce Springsteen es consciente de que es parte destacada de un mundo de creatividad que desaparecerá con él y con quienes como él pertenecen a la “temprana generación del rock” que nacieron a tiempo para disfrutar de las bandas de la oleada británica que reinventaron el rock, el blues, el soul y el pop (los Beatles y los Rolling Stones, principalmente), pero que aun así son “lo bastante jóvenes como para haber vivido la experiencia de quienes lo originaron todo: Muddy Waters, Howlin’ Wolf, Chuck Berry, Fats Domino, Roy Orbison, Jerry Lee Lewis, Elvis…”
[…]
Las readaptaciones de la
música del pasado son un continuum de la historia cultural. Los intentos de
readaptar la música del pasado no representan una quiebra del sistema porque en
realidad son el sistema: Ted Gioia ha escrito que “cada generación
redacta implacablemente las canciones heredadas del pasado y siempre lo hará;
lo llamemos como lo llamemos esta readaptación es parte del ecosistema musical
en la misma medida en que la cadena alimentaria o el ciclo del agua son parte
del ecosistema natural”.
Por su parte, Bob Stanley
afirma que “el término autenticidad ha sido fuente de tensión constante
en toda la historia de la música popular moderna”.
Y, sí, es inevitable pensar como hace Nick Hornby pero respecto de toda
la música pop, esa que viene de aquel estallido juvenil de mediados de los años
50, que “sigue habiendo una sensación de que se suponía que esto no
tenía que durar tanto”.
"En el aspecto
cultural, yo creo que el rock es un arma cargada de pasado, y en el
sociológico. La importancia que tuvo en los años sesenta fue enorme,
funcionando como una especie de faro generacional para gran parte de la
juventud occidental, y ejerció como una especie de guía vital. Eso
evidentemente se ha perdido. El rock hace ya tiempo que no ejerce esa función.
Lo cual no quiere decir que musicalmente el rock esté acabado como género. Creo
que se siguen haciendo cosas muy interesantes, pero siendo honestos con la
realidad hay que decir que la época dorada del género ya pasó. Pero también
pasaron las épocas doradas del blues y del jazz y nadie se los cuestiona. Tú
vas a ver un concierto de jazz y no te preguntas qué edad tiene el tío que está
tocando, simplemente disfrutas de la música. Sin embargo, las connotaciones
generacionales del rock se siguen manteniendo en un tono peyorativo."
José Ignacio Lapido
(septiembre de 2018, entrevistado por Alberto Gamazo para Jot Down)
https://www.youtube.com/watch?v=jquPm1cszDk
Este texto
pertenece a mi artículo ‘¿Qué desaparecerá primero, el rocanrol o el cristianismo?’,
publicado el 16 de febrero de 2022 en Nueva Tribuna, que puedes
leer completo EN ESTE ENLACE.
Bola extra
“Siniestro Total nació para acabar con
el rock y ese trabajo está hecho”.
Julián Hernández
Comentarios
Publicar un comentario
Se eliminarán los comentarios maleducados o emitidos por personas con seudónimos que les oculten.