Glutamato Ye-yé


Danzamos, danzamos, malditos, sobre las torres del silencio, mientras Alicia creía saber que hay (efectivamente) un hombre en mi nevera porque todos los negritos tienen hambre. También frío. Karen Quinlan no sabe morirse del todo y el rey del Aftersun brilla en las noches de aquel Madriz que vosotros, glutamatos, hacíais si no mejor, sí más feliz. Más divertido. Limpiándole al punk la sangre y la mentirosa mueca feroz. Tan fea.


Cantamos con vosotros. Vaya si cantamos. Os recuerdo allí arriba, en el Parque del Oeste. Por ejemplo. Cuando todo iba dabuten y nuestro corazón loco nos pedía que comiéramos para él cereales. Cereales.

Hey tíos, casi hasta me hago del Atleti (Dios no lo quiso), nada más lejos (de mimente): pero fui con vosotros payá, a donde quisiera que fuerais. Porque ir, ibais. Guapamente: vaya que sí.

La verdad es que nunca logré recordar Formentera, ni aún hoy, pero sí que vi a vuestra chica a la sombra, miles de veces, ella que ni iba al trote ni iba al paso. Al final logré zafarme del holocausto caníbal, quizás porque siempre supe escuchar vuestra verde duda.

1979-1986. Gracias: Ramón Recio, Iñaki Fernández, Manuel Patacho Recio, Eugenio Haro, Jacinto Golderos, Carlos Durante, Rafa Balmaseda.

Temblando despertaré sin banderín de enganche. 

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