Creedence Clearwater Revival


Julio Valdeón Blanco
presenta muy bien a Creedence Clearwater Revival, un grupo indispensable:

 

“Sin pretensiones, encadenando himnos de rocanrol, los reyes de la radio entre finales de los 60 y principios de los 70 fueron una descomunal agrupación que facturaba gemas a ritmo incontenible, el precedente más obvio de Bruce Springsteen en su faceta de currante del rock al roll”.

 

En los años finales de la década de 1960, Creedence Clearwater Revival —escribe Nacho Sáenz de Tejada en la Historia del rock de El País— “representaron la posibilidad comercial de lo primitivo enraizado en los cimientos del rock and roll”. Sus miembros eran de la californiana Berkeley y tocaban juntos desde los 13 años: eran John Fogerty, su principal compositor, el cantante, Doug Clifford, Stu Cook y Tom, hermano de John, que se incorporó en 1964, cuando el trío llevaban desde 1959 con el nombre de Blue Velvets, año en el que se transformaron en los Golliwogs. Tres años después pasarían a llamarse ya Creedence Clearwater Revival, comienzan a grabar y su primer elepé sale en 1968. Resulta asombrosa la intensidad de su brevísima existencia: apenas tres años y medio de numerosos singles y siete álbumes. Estoy totalmente de acuerdo con Sáenz de Tejada cuando escribió que sus canciones no se limitaban “a las ortodoxias de rhythm and blues, rock and roll y country, aunque tomaban elementos de estos estilos para elaborar unas canciones sencillas y espesas donde una voz áspera gritaba unos textos de desesperanzados”. En 1969 grabaron 3 elepés y en 1970 los dos últimos antes de la salida del grupo de Tom Fogerty. El 16 de octubre de 1972 se separaron, pero John Fogerty, que sigue en activo grabando canciones magníficas y actuando en directo, mantiene viva la llama de uno de los mejores grupos de rocanrol que yo haya oído jamás.


Yo le dediqué a la Creedence hace años este poema:

SÍ, LA CREEDENCE…

el aire de la habitación se desvanece,

acaba de caer la aguja sobre el surco

y en mi corazón brota un nuevo alma,

suenan guitarras, aúlla feroz Fogerty,

John y Stu y Doug y Tony han llegado,

se posan en las paredes y pisan el techo,

no hay ya suelo que resista sus latidos,

la Creedence está aquí para siempre.



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