Neil Young

El vuelo de las semillas de plata de la madre naturaleza hacia un nuevo hogar en el sol, canta Neil Young. Con pólvora en los dedos, el MÚSICO nos envuelve, ha venido del más allá, de donde viene la música, de un más allá tan cercano habitado por la eternidad.
Danza sobre el agua como en una canción de Neil Young, como un piel roja enamorado de las praderas, saludando a la dicha evanescente que el viento trae consigo, danza rigurosamente encadenada al presente de plata como el huracán que es una guitarra electrificada y solemne lo hace envuelta en la estratosfera de su desnudez altiva, danza y huele a la maravilla diaria de los amaneceres, al rescoldo perfumado de hogueras encendidas con labios para ser esa plenitud donde sólo cabe la eternidad.

¿Y si a Neil Young no se le olvida componer de vez en cuando?

Bailas a través del agua con Neil Young, edificas con aquellos ritmos un rascacielos, una morada calurosa surge del sueño repleta de baladas y blues, te llega el aroma danzarín del pop, la carne sedosa del soul…

Soñaba Neil Young con caballeros con armadura hablando sobre una reina, cantaban los campesinos, sonaban los tambores: un arquero partía en dos un árbol, una fanfarria volaba hacia el Sol flotando en la brisa. Y la madre naturaleza en los 70, en su recorrido de los 70. Tumbado en un sótano quemado con una luna llena en sus ojos, soñaba Neil Young, aguardaba a alguien y, entonces, el Sol irrumpió a través de los cielos, una banda tocaba, él creía elevarse pensando en que lo dicho por un amigo fuera una mentira.
Soñaba Neil Young con naves espaciales plateadas en medio de la neblina amarilla del Sol. Lloraban niños y volaban algunos colores. Era un sueño, todo ello era un sueño alrededor de los elegidos. Las semillas de plata de la madre naturaleza viajaban a su nuevo hogar, viajaban al Sol.

El moho jamás duerme,
nos cantaste amado Neil, eterno bardo:
Young, Young, Young,
nunca morirá el rocanrol,
tampoco cesará esa fiebre,
la del vino de tu guitarra,
la de tu voz americana;
siempre estarás muy cerca,
encadenado a mi corazón,
al oro que haces caer en mi alma.

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