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Yonder, de Jacob Banks, es el mejor disco de lo que va de década


Yonder
, el cuarto elepé del músico británico Jacob Banks, es una obra maestra. Y el caso es que es en realidad la suma de tres discos, de tres epés, Yonder: Book I, Yonder: Book II y Yonder: Book III, publicados respectivamente en noviembre del año anterior, y en enero y en marzo de 2025. Lo de disco es un decir, porque, mientras escribo esto solamente están disponibles en formato digital.

Jacob Banks, el en absoluto pretencioso artista (que no se considera un artista, sino que dice sentir que las canciones ya existen y que solo tiene que atraparlas) que carece de los hábitos creativos de los habitualmente torturados, viene sorprendiéndome desde que le conozco, cuando en 2017 le escuché por vez primera con aquel excelente tercer epé suyo titulado The boy who cried freedom. Y no digamos ya cuando cinco años después disfruté de su segundo elepé, Lies about the war, que incluía, entre otras maravillas, la portentosa Just when i thought. De manera que, si esta última fue la canción de 2022, ahora, acabándose el verano de 2025, cuando escribo esto, Yonder es el elepé de 2025.

Banks compone, canta y coproduce la grabación. Le ayudan a que Yonder sea el prodigio contemporáneo que es Sillkey, Moo Latte, Sons of Sonix, Seyifunmi Michael, Sam de Jong, Gavin Powell y Pantha: todos ellos componiendo con él y coproduciendo también estos sonidos. Además, el mismísimo Fela Kuti (que aporta desde la tumba alguna de sus composiciones para ser sampleada en Silver tongue, que abre Yonder) y Abayomi Sehindemi (coautor de A tree never waters itself), junto a, por ejemplo, las guitarras de Daniel Byrne y Ryan Keen.


En The Line of Best Fit (que dice estar “a la vanguardia en el descubrimiento de nueva música durante más de 15 años” y ser “una de las revistas de música independientes más grandes del mundo”), Max Gayler dijo que “Jacob Banks es una anomalía, una contradicción, un hombre profundamente comprometido con el mundo y completamente desinteresado en su propia validación. Vive al margen de las normas de la industria, de las expectativas, de todo lo que pueda empaquetarse con precisión u optimizarse algorítmicamente”. Y sobre Yonder escribió que se trata de una trilogía donde quizás asistamos a “la versión más destilada de la filosofía de Banks hasta la fecha: tres entregas publicadas en cinco meses, cada una con su propio universo sonoro y arco emocional”. Mientras el primer volumen es “un homenaje a la música que lo crio, con los ecos de Nigeria impregnando sus melodías”, el segundo “se aventura más allá, entretejiendo influencias alternativas y texturas electrónicas”, aquellos “sonidos sintetizados de sus años en Birmingham”, y el tercero “el capítulo final, es depurado, crudo y profundamente personal”, incluso vulnerable.

“La voz de Banks es lo primero que la gente nota: esa voz que interrumpe las conversaciones, que te hace voltear la cabeza sin saber por qué. Es rica, tosca y sorprendentemente profunda, evocando algo antiguo, algo primitivo. No implora atención; la exige. Y, sin embargo, para el propio Banks, es lo menos interesante de su arte”. Palabras de Gayler muy convincentes. Escucha esa voz y me dices.

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