Las siguientes reflexiones a modo de píldoras sobre lo que es para algunos historiadores la Historia son lo suficientemente interesantes como para leerlas.
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Óscar Seco |
“La historia es una ciencia experimental, ya lo creo.
Siempre que reproduzcamos la experiencia de no vigilar la democracia cada
minuto, se repetirá el funesto resultado al que asistimos. Siempre que no
construyamos caminos para la paz, estaremos condenados a sufrir la tragedia de
la guerra. Son hechos comprobables, lo que ya sabían los idealistas de la
Ilustración.”
«La historia es un horno fundente siempre a tope de
temperatura, alimentándose de todo, pues todo es pasado y el pasado lo es todo.
Para experimentar sólo tenemos la historia, pues como decía Rousseau, el hombre
es un coleccionador de experiencias».
José Luis Gómez Urdáñez
“La memoria histórica es un combustible para la
caldera de la Historia, ya que si la Historia solo fuese memoria, ya no sería
Historia.”
Joaquim Prats
“La Historia, ese supermercado donde los clientes van
a coger lo que les conviene en función de sus prejuicios políticos.”
Francisco Martínez Hoyos
“El historiador no debe maquillar, engañar, empañar.
No suaviza ni atempera. Ha de desvelar, abrir, frotar y limpiar la herida. Pero
no para sajar y zanjar. Porque si obra con ligereza o contraviniendo sus
protocolos, entonces el pasado le explota: y ahí sí que se abren zanjas.”
“La historia nos permite volver para indagar qué
forjaron los antiguos, cómo enfrentaron sus vacilaciones, tan ignorantes como
nosotros, tan diferentes. A ese modo de cavilar lo llamamos aprender,
escrutinio, no tipificación ni credo.”
Justo Serna
“La Historia y su permanente lucha de contrarios, su
dialéctica de vida y muerte, de cambio y permanencia, de existencia y
destrucción.”
José María Matás Moreno
Ricardo García Cárcel, uno de los grandes historiadores españoles en
ejercicio, considera que las razones de la evidente pérdida de importancia
social de la Historia es, además de la “manipulación política”, que los
historiadores (y no hablemos ahora de los numerosos intrusos que publican allá
y acullá) han hecho una Historia “demasiado pendiente del gremio, demasiado
pendiente del mundo académico”.
Y subraya, lleno del criterio de los
sabios: “Hemos despreciado el mercado lector, la palabra divulgación ha
tenido mala prensa y lo primero que hay que hacer es asumir que es una palabra
muy digna y respetable”.
Anatomía está con él. Y ofrece un canal para subsanar ese error, ese grave
error.
Este texto apareció el 16 de septiembre de 2014 en la
revista digital Anatomía de la Historia,
que yo dirigí.
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