El libro del ilustre periodista deportivo español Alfredo Relaño titulado 366 historias del fútbol mundial que deberías conocer fue publicado por vez primera en 2010 y reeditado y (muy) actualizado doce años después. Uno de los hitos indispensables de la historia del fútbol que Relaño recoge en su libro es este.
“Tras la Primera Guerra mundial, el fútbol femenino produjo un inesperado boom en Inglaterra de la mano sobre todo de la fábrica de municiones Dick, Kerr and Company, de Preston: las trabajadoras de la factoría crearon un equipo a fin de recaudar fondos para ayudar a los soldados del frente y la iniciativa fue un éxito”. Se fueron creando otros equipos que jugaban entre ellas a cuyos partidos asistía un público “feliz con el espectáculo y feliz con la intención benéfica de los partidos”. Cuando acabó la guerra continuó esta práctica y las recaudaciones eran destinadas a ayudar a fines caritativos y de asistencia social. Un encuentro de las Dick, Kerr’s Ladies contra las St. Helens Ladies llegó a concentrar a 53.000 espectadores. Pero los hombres empezaron a preocuparse por aquella seria competencia comercial: “ellos eran profesionales, mientras que ellas jugaban por amor al arte y entregaban las recaudaciones a fines nobles. La chispa estalló en la primavera de 1921, cuando el Newcastle tomó la polémica decisión de no ceder su campo al equipo femenino local. En medio en toda esa polémica, los hombres emplearon todo tipo de malas artes: insinuaron que no todo el dinero de las recaudaciones de las chicas era para caridad, incluso se buscaron firmas de médicos para atestiguar la poca conveniencia de este deporte para la mujer, de llegó a insinuar la presencia de hombres camuflados para dar más nivel a los equipos femeninos. Finalmente, el 5 de diciembre la Football Association dictó una norma por la que todos los clubes afiliados no debían ceder nunca sus instalaciones para partidos de las mujeres y se prohibió que pitaran esos partidos árbitros colegiados. “Pero las mujeres futbolistas no se arredraron e inscribieron su propia Football Association en el registro para mantener su actividad”. Una actividad que, de hecho, se prolongaría hasta principios de la década de 1960: jugaron en campos de rugby, incluso de críquet. Con el tiempo, ya en 1978, la Football Association (hasta entonces exclusivamente masculina) admitiría de nuevo en su seno a las mujeres y, en 2008, emitió un comunicado formal excusándose por su actitud en aquel lejano 1921.

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