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La puerta de Nino

Creo recordar que la primera vez que vi en televisión a Nino Bravo fue cantando esta canción.

Pero de lo que sí estoy seguro es de correr por lo que llamamos Redondo, en Suances, mis primos y yo, Marisa seguro, cantando a viva voz esta otra.


Como nunca olvidaré lo que ya he contado en otro lugar...


El automóvil nos lleva por las carreteras de otro tiempo que surcaban la Cantabria de mi juventud.
Hace calor y la playa se ha quedado en su sitio, con su sonido de agua y su arena de verano.
Y cantamos. Cantamos todos, yo el que más, aunque no el que mejor ni más alto. De los altavoces sale la voz de hombre de un Nino Bravo pletórico pero muerto.
Una voz que casi no podemos escuchar porque son las nuestras las que vencen al ímpetu del coche y al trueno del cantante vivo y muerto a la vez.
Barcenaciones Golbardo y el chiste quedan atrás camino de Cabezón, de Cos y de la estatua de Concha Espina, cerca de los montes de maquis sin maquis.
El mundo está en nuestras manos ahora que algunos, yo, tenemos/tengo sólo quince años cumplidos, o tal vez alguno más. Para mí, para ti.
La vida irá en serio pero ahora es un coche en medio de un valle y un beso y una flor y mi tierra y esa será mi casa y te acuerdas María y América y libre. Libre.

[puedes leer completo 'NINO', aparecido en Nueva Tribuna el 11 de abril de 2016, en este ENLACE]

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