La serie Los años nuevos es más cine que la mayoría de las películas
La serie española de televisión Los años nuevos, estrenada en 2024, consta de diez capítulos de entre 45 y 50 minutos cada uno: puede ser una de las mejores de ese año y quizás de la historia de las series españolas. De hecho, FilmAffinity considera que es la tercera mejor serie de 2024 y la cuarta mejor de las series españolas de todos los tiempos.
Es una creación del extraordinario
cineasta Rodrigo Sorogoyen, Paula Fabra y Sara Cano. Sorogoyen también
dirige alguno de sus episodios, al igual que David Martín de los Santos y Sandra
Romero, y es uno de los autores de la obra maestra que es su guion, además de Fabra
y Cano y Antonio Rojano y Marina Rodríguez Colás.
Como considera Sergi Sánchez en La Razón, es una “espléndida serie sobre
las relaciones y el tiempo que opera como una disección de la juventud que ya
no vuelve”, rodada “con un estilo naturalista, fresco y enérgico, que impregna
las imágenes de verdad”.
Si la selección musical que más que
decorarla la realza (encabezada por la impresionante canción de Nacho Vegas del mismo título que la serie) y la fotografía maravillosamente
certera de Lali Rubio y Alana Mejía González son dos piezas de una calidad meritoria,
el reparto lleva a cabo un ejercicio actoral absolutamente asombroso,
encabezados por los magistrales Iria del Río y Francesco Carril, muy bien
acompañados por, entre otros muchos, Ana Labordeta, Pablo Gómez-Pando, Carlos
Blanco o Malena Gutiérrez.
Este drama romántico impecablemente narrado,
escenografiado, interpretado y, en suma, filmado, hace que asistamos embebidos a
la historia que se nos cuenta de una manera brutal y sedosa a un tiempo,
cercana y llena de la implicación de quien disfruta de todo lo que flota repleto
de vida ante sus ojos como si fuera la maravilla que no deja de ser cada relato
primigenio inventando el mundo tal y como sabemos, o creemos saber, que es.
Todos los especialistas se centran en la figura de Sorogoyen a la hora de personalizar este hallazgo descomunal que es Los años nuevos, de tal manera que Jesús Ruiz Mantilla llega a escribir en El País que “nada es igual después de Sorogoyen”, un cineasta que consolida “un estilo tan transparente, crudo y verídico que abre en el ámbito audiovisual nuevos caminos con sus obras”.
Por su parte, Daniel Mantilla dejo
escrito en kinótico que la serie “está
destinada a ser una obra cumbre para un momento vital (la treintena) y una
generación (los millennials) que rara
vez han sido capturados con la empatía, la honestidad y la inspiración de una
de las mejores obras audiovisuales del 2024”.
Concuerdo plenamente con Nando Salvá
cuando dice en El Periódico que Los años nuevos es “una disección
precisa y preciosa de la pareja, que “resulta a ratos tierna, a ratos dolorosa
y en todo momento deslumbrante”.
La fascinación que provocan las obras
maestras cuando nos untan el alma de ternura y dolor, mientras soñamos
despiertos con el amor y la amistad que nos salvan la vida. Las vidas. Como
dice Nacho Vegas en la canción, “es el mundo echándose a temblar cuando el
corazón es un motor mortal”.
La ilusión es lo único que permite que pasen cosas.
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