Ni un hogar sin lumbre ni un español sin pan
Francisco Franco se interesa por conocer al inventor de una saga de chistes sobre su persona. Cuando está frente a quien se supone que idea tales chirigotas le inquiere si en efecto es quien dicen que es, a lo que el interfecto matiza con un “sí, excelencia, pero no todos son míos, el mejor no es mío”. Intrigado, el jefe del Estado le pregunta cuál es esa invectiva que no ha salido de su caletre, y el susodicho le espeta: “ese que dice lo de que no habrá ni un hogar sin lumbre ni un español sin pan, ese no es mío”.
Este era un chiste habitual en los años 40 y 50, en la España agobiada por la miseria moral y económica. “Tendremos vivo empeño en que no haya un hogar sin lumbre, en el que no haya un español sin pan” es parte de un discurso de Franco a los componentes de la Junta de Defensa, el día que asumió la Jefatura del Estado, el 1 de octubre de 1936.
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