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Cuando las persianas de un libro se me bajan poco a poco

La decimosexta novela de la escritora española Marta Sanz se titula Persianas metálicas bajan de golpe. Publicada en 2023, yo intenté leerla, empecé con muchas ganas, pero me vi obligado a abandonarla —por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa— cuando apenas llevaba unas páginas, pongamos 35. 36, no se hable más.


“Una novela distópica. Un radical juego literario. Ciencia ficción para retratar críticamente el presente”. Así la defendía su editorial (Anagrama), a la novela. Totalmente de acuerdo. Yo no pude con ella. Me venció, pero no me convenció. Fui con muchas ganas a por mi primer libro de Marta Sanz, tarde, fui tarde, sí. Y mal. Fui tarde y mal. Fui tarde y llegué mal. Esta novela no es para mí.

Sanz dedica el libro a “esa gente sencilla que tanto me gusta: Federico Fellini, Bob Fosse y Lars von Trier. Por la sofisticación y los ornamentos que nos ayudan a ver”.

Hablando de dejar de leer… con este texto de Persianas metálicas bajan de golpe (casi) me despido:

 

          “No como ella querría, se le ocurre a Cucú. Pero.

Debe.

Ser.

Mirada.

Omnívora. Fértil. Vientre huevo para el programador. «Amazona», lee Cucú en el informe. «Puntería», lee en el informe. Y deja de leer hasta llegar al tampón que marca «Información reservada». Cucú vigila a Selva, entre otras razones, porque cifró un mensaje: «Limpia es la palabra...». Y bla, bla, bla. Cucú lee por encima. Entre sus funciones decodificadoras, junto a la búsqueda de información específica, sobresale otra microhabilidad –skillanglosajona: el skimming. Leer por encima. Leer la piel y, desde la piel, alcanzar la pulpa-vulva. El meollo. El osobuco del texto terso terciopelo pelillo cabeza de Nefernefernefer, ínclita puta en Sinuhé, el egipcio. Cucú, amante de la literatura finesa, Cucú cinéfilo. «Yo no soy una mujer despreciable.» La cabina de Cucú se satura con la voz de la dobladora al español de Bella Darvi. Cucú siempre oye la misma voz en todas partes”.

 

Como el traqueteo de una ametralladora que sabemos no desquiciada, prevista, dotada de la ilógica lógica de la imaginación narrativa para un mundo que no existe, así me llegan las palabras de este libro que, como suelo decir, no es para mis nervios.

Desenchufo.

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