Miguel Ríos

Siglo XX. Mateo Morral y la bomba de la calle Mayor, la primera Asturias en 1917 y la segunda en 1934, las dos se la jugó, la Cataluña irredenta y el País Vasco aterrorizado, Blas Infante, Eduardo Dato asesinado, las obras de teatro de Buero Vallejo, el cine exiliado de Buñuel, Lola Flores y Miguel Ríos, Luis Mariano y Nacha Pop, las soflamas malnacidas de Queipo de Llano en Radio Sevilla, Unamuno en Fuerteventura batido por el viento y en Salamanca batido por los restos de Millán-Astray, comunistas y Durruti en el santoral de un personaje de Trueba… Viva España y muera la inteligencia y Viva España y bienvenido el turista un millón…


 

Desde los años del Price: los años 60… Los Sonor, Micky y los Tonys, Los Relámpagos, Los Pekenikes, Los Huracanes, Bruno Lomas, Los Sírex, Los Mustang, Lone Star, Los Cheyenes, Los Salvajes, Los Pekenikes, Los 5 Estudiantes (“el primer conjunto de España”, pronto llamados Los Estudiantes), Miguel Ríos… y Los Brincos y Los Bravos…

 

¡qué guapos sois, joder! les piropea emocionado Miguel Ríos cuando su gente le está despidiendo cantando Vuelvo a Granada

 

Década de los años 70, discos destacados (por Jesús Ordovás, sin ir más lejos): A song of joy (¡el Himno de la alegría, para entendernos!), de Miguel Ríos; Libérate, de Los Canarios, ambos de 1970; por supuesto, Mediterráneo, de Serrat, del 71; en 1974, Señora Azul, de Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán, y Gipsy rock, de Las Grecas; Un ramito de violetas, del año 75, por Cecilia, el mismo año de Nuevo día, de Lole y Manuel, El patio, de Triana, o Fuente y caudal, del grandioso Paco de Lucía…

1980… Es casi por encima de todas las cosas el año del estallido maravilloso del pop español hijo de los nuevos tiempos de la Transición, un año en el que Tequila sacaban a la calle su tercer elepé (Viva! Tequila!), en el que triunfaba Pedro Marín con su canción Aire, el año del lanzamiento de espléndidos grupos como Nacha Pop, que daban a conocer su memorable Chica de ayer, Mamá y sus Chicas de colegio, Los Secretos y Déjame y Sobre un vidrio mojado, Radio Futura con su Divina y con su electrizantemente joven Enamorado de la moda juvenil, Los Zombies y Groenlandia, Alaska y Los Pegamoides, que gritaban perlas pop como Horror en el hipermercado, pero también el año del primer Joaquín Sabina y su himno Pongamos que hablo de Madrid, del popularísimo por fin Miguel Ríos, que cantaba el Santa Lucía de Roque Narvaja, y de un cantautor para todos los públicos en la cumbre de su éxito, José Luis Perales, que nos cantaba a todas horas por aquel entonces Un velero llamado libertad. La libertad que rebosaba un país en tránsito.


Miguel Ríos da título a uno de mis cuentos: ‘A los hijos del rocanrol, bienvenidos’. Y no es para menos. Llevo toda mi vida oyendo hablar de él (a mi padre desde niño, por cierto, el protagonista de ese cuento), oyéndole a él (desde El río y aquellas, a mis 6 o 7 años), disfrutando de su arte (sin ser un acérrimo seguidor, más bien un converso rendido ante su abrumador repertorio) y de su bonhomía increíble.

 

Al ponerse el Sol nace la otra cara de la luz

 

 

Miguel Ríos estaba ya ahí cuando yo aprendí que no se puede vivir sin la música, y hoy sigue siendo parte de mi vida incluso cuando no iba a sus conciertos (a los que nunca he ido, aunque una vez, corría el año 1990, le vi cantar con Burning impecablemente la inmortal Y dieron las 10, y también le escuché cantar cuando Felipe González cerró en la Ciudad Universitaria de mi Madriz su campaña electoral victoriosa de octubre de 1982, aquella que acabó por cambiar a España para que no la reconocieran los más carcas).

 

          el encanto de la noche azul se fue apagando en los rayos de luz de luz

 

Este caballero es el doctor rock, este caballero sostuvo el rocanrol en un país de países (España) poco acostumbrado a saber disfrutar cuando más difícil era aprenderlo, este caballero es hoy un caballero de más de 78 años, es un señor que me enseñó a caminar entre gigantes repleto de admiración y confianza en mí y en mis deseos. Este caballero es alguien a quien yo quiero mucho. Aunque no se lo haya dicho nunca. Sí señor.

 

Aquí canta con su paisano, el gran Lapido (estamos en 2010).

 

Una vez, era verano, era el año 2016, puse una canción en mi Facebook y subí este texto con ella:

 

La desolación está ya solo en las canciones y en las novelas y en las películas y en los poemas y en las habitaciones que no habito.

 

No necesito gritar, no necesito mirar hacia abajo para ver el techo de la vida.

Estoy en un lugar donde el Paraíso de los hombres es un fanal mecido por el viento de la gloria.

 

Respiro y escucho una voz de álamo decirme a todas horas teamoteamoteamo.

 

Enamorar a la Tierra es cosa de gigantes. Me siento uno de ellos. Debo serlo.

 

La canción era Frío, esa maravilla de Alarma¡ cantada en esa ocasión por Manolo Tena con Miguel Ríos en el magnífico programa que el granaíno condujo en Televisión Española, uno de los mejores espacios dedicados a la música pop que yo haya visto jamás, ¡Qué noche la de aquel año!. El programa era del año 1987.

 

Miguel canta ahora una de Fito Páez con él (estamos en 2001): 



Cuando alguien escriba en un libro de texto los nombres de los músicos españoles más importantes de los años en que la música pop dominaba el planeta Tierra, estoy seguro de que uno de ellos será Miguel Ríos Campaña, nacido en la ciudad andaluza de Granada un 7 de junio del año 1944, hijo de Antonia y Miguel, cuando Franco era el dueño de todo un país.

Miguel Ríos, dando guerra de la buena desde un año antes de que yo naciera, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 1992, Premio Grammy Latino a la Excelencia Musical en 2013: Señor de la Música Española, tú que sólo eres un hombre, Señor de los Aliados de la Noche.

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