Escribo en algún sitio sobre vosotros que fuisteis ‘la joya de la corona de la new wave, tan exitosos con vuestra peculiar manera de aprovechar el reggae, apoyada en una calidad instrumental notable’, y creo que necesito más, mucho más. Mucho más The Police. Por ejemplo, estas palabras que fueron versos también míos de hace pocos años: durante la juventud le gritábamos al mar, bailábamos una canción de Police y nos reíamos de nuestra prestancia de albaricoque, le pedíamos al futuro que nos esperara, que estábamos a punto de llegar para sentarnos sobre sus aceras de vino, que nos íbamos a dejar el alma en ser mejores que nuestros antepasados.
Estábamos tan solos que la Luna se dejaba caminar después de que los Sex Pistols la gritaran todo el rock que nos quedaba a los humanos. Y vosotros, policías del día después, escurristeis vuestro mensaje en el interior estremecedor de la música popular bajo el universo, cantándole miserias al canario para que respirara ya fuera de la mina. No había ya tiempo en aquel momento, hambrientos, cercanos, sincronizados una y otra vez con el ritmo de Copeland y Sting, con la velocidad excitante de Summers. Gordon Matthew, Stewart, Andy: 1977-1986; bajo, batería y guitarra. La voz entusiasta de los tiempos del apocalipsis varado. Hace años que Roxanne pudo apagar aquella luz roja de naufragio.
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