Fernando
Martín es músico, periodista, escritor, actor y un montón de cosas más. Fue
crítico de música del diario El País
durante 23 años. Como músico ha editado cinco discos con la banda de
los 80 Desperados, más uno en solitario y otro con su hermano Guille, formando
el dúo acústico Neverly Brothers. Ha trabajado en todas las radios y
televisiones del país como guionista y cuenta con dos libros y varios relatos
publicados. Es padre de un hijo y ciudadano más o menos responsable. Y hace
suya una máxima de Gore Vidal que reza: “Nada hay más dulce en este mundo que
el que un hombre se conozca y se salve a sí mismo”.
"Escribir sobre música es siempre comentarla. Date cuenta de que estamos
tratando de una materia de una profundidad distinta a las de la medicina, la
economía o la tecnología, en donde sí son necesarios los datos cuantificables".
[...]
"La creación, en general, siempre es una puerta abierta a lo desconocido
y, sobre todo, a lo inesperado. Los motivos por los que esa puerta se abre son
múltiples y muy variados. Lo de que las musas te pillen trabajando, es un
tópico que no siempre es real. Cuántos aspirantes a creadores se han dejado los
cuernos tratando de abrir esa puerta y no lo han conseguido. Salieri, sin ir
más lejos. Eso
sí, cuando la puerta se abre y te das de bruces con la creación, durante una
breve fracción de tiempo se produce una especie de experiencia mística cuyos
ecos nunca se apagan del todo. Años después recuerdas ese instante y aún puedes
vislumbrar el aura de aquel momento de alumbramiento. Los antiguos lo
llamarían, sin lugar a dudas, magia".
[...]
"Mis grupos y artistas favoritos son varios millones, pero, normalmente,
los cinco que suelen alternarse como cabezas de lista son The Kinks, The
Rolling Stones, Lou Reed, Bowie y los Sex Pistols. Cada uno, evidentemente, por
motivos distintos. Pero todos ellos tienen algo en común: durante al menos un
instante de mi vida he soñado con ser ellos y más de una ocasión he visto en
mis canciones algo de ellos que a veces, incluso, he tenido que camuflar para
que no fuese “demasiado” evidente.
En
cuanto a periodistas musicales, Moncho Alpuente fue mi maestro en eso y en
muchas otras cosas que nunca le podré agradecer suficientemente. Por lo demás,
me encanta la legendaria revista Rolling
Stone –la americana, cuidado- y sus homólogas inglesas –New Musical Express, Mojo… Cada una en su estilo, claro,
porque son muy diferentes. En España añoro el Star o el Vibraciones y
de vez en cuando me empapo del Ruta 66.
Por
lo demás, como periodista musical autodidacta y aunque suena feo decirlo,
respetando a mis coetáneos, que son fantásticos –Manrique, Ordovás, Alcanda,
Jaime Gonzalo, Ignacio Juliá…– me gusta mucho cómo lo hago yo, qué le voy a
hacer".
[...]
"La música es el infinito. Está ahí desde siempre y va tomando formas
distintas dependiendo de la etapa histórica, las sensibilidades que afloran en
cada momento del tiempo y los avances tecnológicos ligados a los instrumentos
musicales, la sonorización y las técnicas de grabación.
Pitágoras
estableció un tratado sobre la música tratando de comprenderla de manera
matemática, Mozart construyó catedrales con ella y los Beatles colorearon la
pálida pigmentación de unos seres agotados y desvalidos tras una segunda guerra
mundial devastadora.
Por
eso es inconcebible el simple concepto de que la música pueda morir algún día.
Irá avanzando según lo hace la especie humana y es seguro que la sobrevivirá
cuando esta se extinga en el planeta. Entonces, supongo, disfrutarán de ella
las cucarachas o cualquier tipo de criatura superviviente a nuestra extinción".
JLIS- Y ahora podemos escuchar aquel disco que no pudimos escuchar. Por
fin… Nuevas canciones de Desperados. ¿Estarás emocionado? Lo estoy yo y
tantísimos que como yo no olvidamos vuestras canciones.
FERNANDO
MARTÍN- Estoy emocionado porque mi culo es uno de los más pateados dentro del
devenir de los músicos en este país. Aún ahora no consigo entender por qué en
su momento no nos impusimos ante el gusto del gran público; por qué nadie con
poder para hacer efectivo el éxito no supo ver nuestras posibilidades, que eran
muchas; por qué no pudimos beneficiarnos de una apuesta clara en nuestro favor,
mientras que muchas otras bandas de nuestro tiempo se han convertido en míticas
e, incluso, aún siguen en activo. Lo teníamos todo y, al final, no pasó nada.
Así se escribe la historia, supongo: con trazos, desde mi punto de vista,
carentes de lógica.
Tampoco
es que esto me persiga. Aprendí a vivir exhibiendo la dulce y romántica mirada
del perdedor. Solo hay espacio para unos Rolling Stones en este mundo y en esta
época.
Pero
sí, estoy emocionado, porque he guardado este disco como oro en paño durante 27
años viendo como en su momento la industria era implacable con nosotros y
después mucha gente se ofrecía a ponerlo en el mercado sin ofrecer más que eso:
colocarle una etiqueta y dejarlo rodar por una pendiente, a ver qué tal.
Estoy
emocionado porque los tres socios de Trakk que en su momento si supieron ver en
notros lo que llevábamos dentro se merecen todo mi respeto y cariño y me consta
que se van a alegrar.
Estoy
emocionado porque fueron las últimas canciones que mi hermano Guille y yo
grabamos como Desperados y estoy convencido de que él, donde quiera que esté,
se mostrará orgulloso de que por fin salgan en unas condiciones satisfactorias
para su uso y disfrute.
Estoy
emocionado porque creo, sinceramente, que es un gran disco y que va a gustar a
cualquiera que lo oiga, independientemente de que le guste el rock’n’roll old
style o no. Al final, lo que es bueno, termina imponiéndose, si se expone bien
a la luz.
JLIS- He tenido la suerte de escuchar vuestro Motel Martín poco
antes que la mayoría y he quedado impresionado por dos cosas: lo actual que
suena pese a que está abandonado
desde su grabación en 1992, y la demostración palpable de lo raquítico del
panorama de la industria discográfica española, del negocio musical español,
que no fue capaz de hacer nada con él. Todas las canciones son tuyas, excepto
la fabulosa versión que hicisteis del himno
generacional oculto que fue la canción Starry
eyes de The Records. Ojalá supiera componer una canción: ¿cómo las compones
tú, por cierto?
FERNANDO
MARTÍN- Keith Richards decía que uno no creaba las canciones, sino que, más
bien, las canciones estaban ahí, suspendidas como globos en el aire. El
compositor lo único que hacía sería tirar del hilo de cada canción sin saber
muy bien qué canción va a aparecer.
Esta
explicación también es aplicable en mi caso. El compositor solo tiene que tener
la capacidad y la sensibilidad para percibir que las canciones están ahí y que
solo hay que tirar del hilito correspondiente.
[...]
[Esta conversación está dedicada, como el disco Motel Martín, a la memoria de Guille Martín, y, tal y como dice su hermano
Fernando, “a las ilusiones de aquello que
fuimos y que, de algún modo, nunca hemos dejado de ser”.]
Este texto pertenece a mi artículo titulado ‘Motel Martín, regreso al futuro de Desperados' y publicado el 27 de septiembre de 2019 en Nueva Tribuna, que puedes leer completo EN ESTE ENLACE.


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