“Montero Glez lo
borda en Manteca colorá” no está bien dicho, pues no hay arte bonito, no
hay mayor hermosura en esa novela que la maravilla del resplandor de lo sucio,
de lo peligroso, del dolor, de los bajos fondos del alma y el cuerpo de los
humanos. Novelas de Montero Glez.
No sé qué gracia les hará a los
lugareños de Conil de la Frontera,
uno de los protagonistas más preclaros de este libro, esa frase que podemos
leer en él que dice:
“Conil de la Frontera no había perdido una pizca del encanto que antaño le caracterizaba y había vuelto a ser un pueblo al margen de la ley”.
Y es que al margen de la ley viven TODOS los protagonistas de Manteca colorá. Porque esta es una obra fuera del ámbito tranquilo donde las
novelas tranquilas nos enseñan la tranquila vida de la gente tranquila,
reposada, absorta, ceñida a los cánones, vestida siempre de domingo. Aquí no
hay nada de esto, aquí está todo el universoglez
campando a sus anchas, a sus excelsas anchas literarias. Pura literatura de
alcantarillas que convierte el negro hedor de los delincuentes en un entramado
oscuramente divertido y artísticamente resplandeciente.
No sé si al final te ha quedado claro
por qué he titulado así esto que acabas de leer.
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