Adolfo y el camino de la música (pop) española
El músico español Adolfo Rodríguez Bravo —que no solamente formó parte de uno de los principales grupos pioneros de la historia de la música pop española, Los Íberos, sino también de una formación que habitualmente es considerada una de las mejores de esa misma historia, Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán (él era Adolfo, claro)— consideraba que no tenía tiempo para pararse a escribir sus memorias. Pero el caso es que Concha Moya sí que lo tenía, y él ahora admite que el (completísimo) libro que ella ha escrito sobre su devenir vital, y sobre todo musical, es un legado para su hijo y, por extensión, para su nieta. Según Adolfo, estas memorias (esta biografía, titulada Adolfo. Por el camino púrpura: de Los Íberos a Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán y publicada en 2024 en la prestigiosa colección de Música de la editorial Sílex) “no van de lección para nadie, pero como creo en la aventura de la vida estoy convencido de haber mantenido el espíritu en el apasionante camino púrpura”.
Y de eso va el libro de Moya sobre Adolfo, del espíritu (no siempre conmovedor, no siempre fulgurante) sostenido por un creador cuando recorre el (tampoco siempre) camino púrpura de la música y su afán. El camino de la música pop española: más de medio siglo de kilómetros sentimentales.
“La
música te allanará el camino para buscar esa gran libertad y esa gran felicidad
de la que todo el mundo habla. Aún no lo sabes pero vivirás mirando hacia
adelante. Renunciarás a refugiarte en glorias pasadas. Sin miedo al fracaso
serás capaz de comenzar las veces que sean necesarias. Púrpura. Solitario. Singular.
Superviviente. Soñador.”
El corazón de Adolfo “late a ritmo de pop” y en su vida “la música ha sido un medio, nunca un fin”. Él es, ha sido, será, una persona íntegra, un profesional íntegro carente de ambición. Es capaz de declarar que si no fue famoso fue “porque no tenía tiempo”, estando como estaba empeñado en vivir la vida.
Se agradece que libros como éste de
Concha Moya sobre Adolfo Rodríguez nos recuerden una vez más que —a diferencia
de lo que deliberadamente o como poco por negligencia se ha venido haciendo
creer— la música pop española no surgió con la Movida (hay que ser imbécil para
sostener semejante bobada), sino cuando este tipo aparentemente anodino y
muchos otros chavales quisieron creer que aquellos años europeos, mundiales
(también españoles, a su peculiar aire), iban a poder cambiar el mundo sin
necesidad de barricadas ni gasolina: sólo con la palabra pop ondeando en
la feroz y libre música de aquel tiempo.
Tengo para mí que Adolfo (él que no
es mucho de componer, más bien se considera a sí mismo “un transmisor”, un
intérprete) debería componerle una canción por fin a Peter Pan. Se la debe.
[Del blanco al azul al verde al rojo al púrpura. Y… como siempre: el negro espera. No importa, la Señora Azul y la Chica del Verano son eternas]
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