Cuando en Estados Unidos las personas eran cosas: El ferrocarril subterráneo


El escritor estadounidense Colson Whitehead publicó en 2016 The Underground Railroad, traducido al castellano un año después con el título de El ferrocarril subterráneo por Cruz Rodríguez Juiz. Era su sexta novela, la cual se alzó en su año de publicación con el National Book Award (el Premio Nacional estadounidense del Libro) en su modalidad de Ficción y con el premio Pulitzer de Obras de Ficción, en 2017.

Comienzo por decir que no existió físicamente un ferrocarril que, bajo las tierras estadounidenses, ayudara en los años anteriores a la prohibición de la esclavitud a los huidos a escapar de la servidumbre encadenada. Y me ahorro explicar el baldón que en la lectura de esta novela espléndida supuso en mí saber que lo que en ella se cuenta con la dosis de realidad suficiente es en ese punto falso. Sólo me gustaría decir, a ese respecto, que la verdad que necesita la novela y que la novela muestra literariamente es todo cuanto un buen lector de novelas necesita para enamorarse de lo que lee.

 

          “En América lo raro era que las personas eran cosas”.

 

Porque El ferrocarril subterráneo es una novela extraordinaria sobre la esclavitud negra que está en la base de la realidad estadounidense desde el siempre que un país puede ser capaz de asumir, comprender.


Los personajes de esta novela de Colson Whitehead están tallados literariamente con una reciedumbre lavada en la excelencia poética del vapor con que se narra tanta pesadumbre, tanta vileza, tanta dignidad, tanto deseo… Y tanta memoria.

 

          “Al morir, el negro devenía ser humano. Sólo entonces era igual al hombre blanco”.

 


Pero conviene saber que, en esencia es, digamos, la novela de Cora, pues es esta esclava negra (su huida, su pesadumbre, su recuerdo y su presente de fuego) la gran protagonista de uno de los grandes libros dedicados a que sepamos el peso aproximado de aquella ignominia.

 

“Si sabes lo que vales conoces tu lugar en el orden de las cosas. Escapar de los límites de la plantación suponía escapar de los principios fundamentales de tu existencia: era imposible”.

 


[...]


El ferrocarril subterráneo es también una novela sobre la ilusión y la verdad. Uno de los luchadores que la pueblan lo explica muy bien cuando dice que “a veces una ilusión útil es mejor que una verdad inútil: en este frío mezquino no crecerá nada, pero podemos tener flores”. Se escapa de la esclavitud, pero “sus cicatrices nunca se borran”.

Al abolirse la esclavitud en Estados Unidos (“fundada en el asesinato, el robo y la crueldad”), ¿lo que se abolió fue a los negros?

 

          “América era un fantasma a oscuras, como ella”.


Este texto pertenece a mi artículo ‘Una redención literaria de la esclavitud: El ferrocarril subterráneo (de Colson Whitehead)’, publicado el 9 de octubre de 2020 en Analytiks, que puedes leer completo EN ESTE ENLACE.

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