No escribo sobre discos o conciertos. No suelo escribir. La música es mejor que lo que yo escriba sobre ella. Considero. Mi relación con la música como intérprete: una canción de los Jam y el Smoke on the water con una sola cuerda. Otros siguieron, se dedicaron a ello o al menos lo intentaron. Yo no llegué a fracasar. Ni tan siquiera. Bailar, eso sí, he bailado mucho. En las miles de fiestas que organizamos mis amigos y yo. Y en alguna otra. También pude imitar a Jagger en nuestra casa de Suances ante mis primos. Ayer contemplé la música ante mis propios ojos. Una música exhibida, en otra magnífica noche madrileña en el Botánico de la Universidad Complutense, con la consideración que los artistas tienen hacia sí mismos y hacia el público que acude a conmoverse con ellos una vez más. Zahara no es lo que parece. He visto en directo a grupos de rock con menos energía roquera que pasaban por ser un vendaval sonoro: nada comparado con la estremecedora intensidad de la ...
Tengo siete libros publicados, también escribo mi segunda novela. Me gusta (mucho) Nacho Vegas, Jonathan Coe, Rodrigo Sorogoyen, MARGA y reírme. Dijeron que era un agitador cultural, pero lo que prefiero ver escrito sobre mí es eso, que soy un escritor. Ibáñez escribe.