Ella escucha a Springsteen y es espíritu en la noche mientras yo la contemplo, mientras yo soy montaña
y es piel tenue temblando en el
espacio donde soy tiempo, donde yo soy una fiera amable en el centro de una fiesta,
en el litoral de su figura.
Ella escucha a Springsteen y yo escribo estos versos, y yo en amor la contemplo.
Vivimos en el límite del bien y del
mal, al borde de las inclemencias de la vida y de la muerte, rodeados de la
nada y del afán:
somos espíritus en la noche, somos
música y estrellas.
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