Comprenderlo todo, Diamond Flash y la primera peli de Carlos Vermut


Diamond Flash
es el debut en el largometraje del cineasta español Carlos Vermut (de quién yo ya había visto su magnífica Magical girl y la decepcionante ¿Quién te cantará?). El impresionante debut que no puede dejar indiferente a ningún espectador. Puro riesgo y provocación artística.

Estrenada en 2011 on-line (eso es, en internet), de algo más de dos horas de duración, esta película española es, digamos, una obra absoluta de Carlos Vermut, que la produce, escribe, dirige… y fotografía. La mayoría de sus actores son mujeres, todos y todas extraordinarios en su portentosa interpretación del aparente desbarajuste narrativo que es esta película diferente. Diferente pero no idiota, ojo. Esas actrices y actores son Ángela Boix, Miquel Insúa, Klaus, Rocío León, Eva Llorach, Victoria Radonic, Ángela Villar, Petra del Rey, Alba Guerrero, Miguel Noguera, Micaela Quesada, Teresa Soria Ruano, Javier Botet, María Cuéllar…

Palabras que sobre ella dejaron escritas los críticos especializados: extraordinaria, sorprendente (varias veces), indefinible, extrañamente magistral, impresionante, negra, turbadora, desesperanzada

Por ejemplo, por citar explícitamente a uno de los críticos cinematográficos que se quedó maravillado al disfrutarla, Luis Martínez escribió de Diamond Flash en el diario español El Mundo que es "una depurada, febril y brillante invitación al desconcierto: la más soberbia aproximación al vértigo del cine reciente”.

La acabo de ver en Filmin, donde dicen de ella:

 

“Todo lo que se diga sobre Diamond Flash, la inclasificable ópera prima de Carlos Vermut, es spoiler. Y no porque su historia encierre revelación o sorpresa (de hecho, encierra muchas revelaciones y muchas sorpresas). Es spoiler porque su forma de jugar con las expectativas del espectador es tan irresistiblemente extraña, tan imprevisible y escurridiza, que vale la pena enfrentarse a ella sin croquis, sin pauta a la que agarrarse. Solo se puede avanzar que tiene un guion y unas interpretaciones alucinantes, que arranca con la desaparición de una niña, que su intensidad emocional hace mella y que más que una película es una experiencia. Alucinen.”

 


Si no quieres saber el argumento de esta pequeña joya perturbadora no leas lo que escribió Marga Barrio sobre lo que ella entendió al verla (en cualquier caso, seguro que tú ves otra cosa, porque, total… ¡qué manía tenemos de querer comprenderlo todo!):

 

          “Su madre soñó con un príncipe azul y murió con los ojos morados.

Ella soñaba con superhéroes y Diamond Flash casi la supermata, pero las risas la salvan.

Su padre tenía una polaroid y ella nunca dejó que su hija se hiciese fotos.

La vieja borraba a las niñas los ojos y la sonrisa de sus caras. Su asesina a sueldo solo quería que alguien la hiciese reír.

¿Por qué ella secuestra a niñas? Es que siempre queremos saberlo todo.

¿Por qué ella la ayuda? Para vengar a su hermana, esa niña que quedó con los ojos y la sonrisa borrados.

Diamond Flash mata a mujeres asesinas, salva a niñas inocentes y quiere vengarse de la niña que soñaba con él y que, de mujer, como su madre, hace judías con chorizo, exactamente igual que su madre dice que se ha caído por las escaleras cuando él le pega y por su madre, decide dejarle.

¡Ay si ella supiera…! Esos príncipes azules, esos superhéroes incomprendidos por mujeres que no entienden que sólo quieren salvarlas de ellas mismas”.

 

Estoy convencido de que Carlos Vermut se quedaría fascinado de que alguien le haya entendido tan bien.

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