Amor, mar, guerra: Pérez-Reverte y El italiano


Treinta y tres novelas lleva escritas y publicadas ya el literato español
Arturo Pérez-Reverte. La más reciente, aparecida este Segundo Año de la Gran Pandemia, 2021, lleva por título El italiano, y como reza su cubierta es, sí, una historia de amor, mar y guerra. Yo acabo de leerla. (He leído todas las suyas, menos una.) También la he disfrutado (relativamente), aunque no está entre sus mejores novelas. Ni falta que le hace. No, no vuela a la altura literaria de Hombres buenos, de 2015; o La Reina del Sur, aparecida en 2002; o La piel del tambor, publicada hace 26 años; ni siquiera a la de sus dos novelas inmediatamente anteriores: Sidi y Línea de fuego (de 2019 y 2020, respectivamente).

 

“Entre 1942 y 1943, durante la Segunda Guerra Mundial, buzos de combate italianos hundieron o dañaron catorce barcos aliados en Gibraltar y la bahía de Algeciras. Esta novela está inspirada en esos hechos reales. Sólo los personajes y algunas situaciones son imaginarios”.

 

Este es el texto que podemos leer en el libro antes de que la novela, propiamente, comience. Bueno es saberlo. Hechos reales, pero no tanto. Para tu información, lector.

Y esto es algo de lo que dice el narrador de la novela de Pérez-Reverte (“son las novelas las que me eligen a mí”), que como uno puede imaginar es y no es él, a la vez:

 

“No sospeché que lo que entonces leía era el principio de otros muchos libros y largas conversaciones. El comienzo de una compleja indagación sobre personajes y sucesos dramáticos, la resolución de un misterio y el germen de una novela que tardaría cuarenta años en escribir. […]

Cuando al fin decidí narrar la parte menos conocida de esta historia, consulté mis viejas notas y reportajes de los años 80 así como cuanto sobre el grupo Orsa Maggiore y sus incursiones en la bahía de Algeciras pude encontrar. […] Reuní de este modo una veintena de títulos que, unidos a los testimonios de Elena Arbués y Gennaro Squarcialupo y a los diarios de Harry Campello, me fueron de extraordinaria utilidad”.

(No busques a las personas mencionadas: sólo existen, nada más y nada menos, en la novela del escritor español. Orsa Maggiore sí existió.)

Más adelante, en una conversación entre el narrador y uno de los protagonistas de los hechos que cuenta la novela, podemos leer lo siguiente:

 

“—¿Por qué una novela y no un libro documento? —quiso saber.

Respondí que la época de ser fiel a lo ocurrido quedó atrás, con los 21 años de vida pasada como reportero. Hacía tiempo que era escritor profesional: ahora contaba historias imaginadas, o tratadas mediante ese filtro. Recreaba el mundo a mi manera y ofrecía a los lectores vidas alternativas, posibles o probables, con la certeza de que, paradójicamente, la ficción permitía penetrar más en lo sucedido que el simple relato de los hechos”.

 

¿La ficción acerca la verdad más que relatarla sin más? El clásico asunto de la ficción y la realidad: “llegamos a un punto de este relato [podemos leer en el libro de Pérez-Reverte] donde los hechos ceden sitio a la imaginación”, en ese juego de espejos entre lo que pudo haber sido, lo que fue, lo que se quiere que haya sido y lo que quienes leemos acabamos por encerrar en ese conjunto armónico que son estas verdades de las mentiras a las que llamamos novelas.

La prosa excelente de El italiano luce tal que así:

 

“De pronto, Elena detiene la bicicleta y se queda inmóvil, apoyadas las manos en el manillar, contemplando la bahía vencida por las sombras. Sopla una brisa suave que trae olor de algas, salitre y petróleo derramado, calvario este último de los pescadores linenses. El mar está tranquilo y sólo se escucha el rumor leve del agua que lame con suavidad la arena, donde un tenue reflejo señala el contorno de la orilla. Oscuridad todavía sin luna, luces distantes en el lado de España, paz bajo un cielo ya negro donde se van afirmando despacio las estrellas”.

 

También así:

 

“Hay nubes bajas y amarillas que vienen de África, con temporal del sudoeste en la bahía. Quizá traigan lluvia. Rompe el agua a lo lejos, alzándose con altos estallidos de espuma en la escollera del dique sur del puerto de Algeciras. El viento hace gualdrapear el toldo del bar restaurante Delicias, junto al hotel Marina Victoria.

 

[…]

 

Parafraseando al poeta clásico Ovidio, como hace el propio Arturo Pérez-Reverte, e incluso componiendo un poema a medias con el autor de La tabla de Flandes, me permito añadir en esta reseña estos versos:

 

            Enfrentarse,

como solo son “capaces de hacerlo

los soldados y los amantes,

al azar de los días

y al frío de las noches”.

 

Este texto pertenece a mi artículo ‘Pérez-Reverte y los héroes: El italiano, 2021’, publicado el 15 de octubre de 2021 en Analytiks, que puedes leer completo EN ESTE ENLACE.

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