Lo mejor de la serie británica de televisión Tierra de mafiosos (en el original, MobLand) es su ritmo, su desparpajo, la canción que suena en la cabecera de cada capítulo (la inflamable Starburster, del grupo irlandés Fontaines D.C.) y la soberbia interpretación de la inigualable actriz que es Hellen Mirren. Por lo demás, es de las que muere hasta el apuntador, el tipo de obra cinematográfica que no sabe uno si ama la violencia o se burla de ella. Más bien la ama.
Diez capítulos de unos cincuenta minutos de entretenidísima duración cada uno, estrenados en 2025. ¿Entretenidísima? ¿Se puede entretener uno con la mera violencia? No solamente hay violencia en la brutal (en el sentido no necesariamente elogioso) Tierra de mafiosos, una trepidante serie creada y coescrita por Ronan Bennett (junto a Jez Butterworth) y dirigida por Guy Ritchie, Anthony Byrne, Lawrence Gough y Daniel Syrkin.
A Hellen
Mirren la acompañan en este thriller dramático, criminal (el crimen organizado,
amigos, cosa tan cinematográfica y nauseabunda), mafioso…, donde Londres
es un escenario hermoso y terrible, un solvente Tom Hardy, un desquiciante y
desquiciado Pierce Brosnan, un brillante Paddy Considine, además de Joanne
Froggatt, Geoff Bell, Lara Pulver o Anson Boon, entre otros muy convincentes
actores, todos retratados en la espléndida fotografía de Si Bell,
Stephan Pehrsson, Baz Irvine y David Katznelson.
Para FilmAfinnity,
en el verano del mismo año, era una de las seis mejores series de 2025,
la decimocuarta mejor serie sobre mafia, narcos y drogas de siempre, una de las
17 mejores series de ficción de los últimos cinco años. No para mí.
Me gustó
leerle a Juan Manuel Freire en El Periódico eso de que Tierra de
mafiosos es un thriller “efectivo” cuyo “ritmo es ágil sin resultar
apresurado”, donde la acción “es sobre todo verbal, pero no faltan peleas
salvajes”.
Leo al escribir estas líneas que habrá segunda temporada. Quizás también la vea.
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