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Almodóvar lo vuelve a hacer: La habitación de al lado


Hay que ser muy osado para poner, hasta tres veces, la película que uno rueda en parangón con una de las mejores de la historia del cine. Eso es lo que hace el aclamadísimo cineasta español Pedro Almodóvar con su película de 2024, La habitación de al lado, respecto de la obra de arte cinematográfico que es Dublineses (Los muertos), titulada en su original inglés The Dead, dirigida en 1987 por el estadounidense John Huston.

Y lo hace a sabiendas de que la mayoría de los críticos cinematográficos van a soslayar esa forma suya de contar lo que habitualmente nos cuenta en sus habitualmente sobrevaloradas películas, algunas tan ridículas como esa La habitación de al lado que él mismo no solamente dirige sino que nuevamente también escribe (de una manera hilarante pese a sus intenciones de profunda seriedad), esta vez adaptando la novena novela de la escritora estadounidense Sigrid Nunez What are you going through, publicada en 2020 y traducida a mi idioma un año después como Cuál es tu tormento.


La mayoría. Pero no Carlos Boyero, quien escribiera sobre este filme de Almodóvar en El País algo con lo que no puedo estar más de acuerdo, pues a mí también “me ocurre algo alarmante con el desarrollo de esta película”, pues como él acabo tras verla “con el mismo estado sentimental que cuando” comencé a verla:

 

“La historia más triste me deja indiferente, no me asalta la emoción en ningún momento, concluyo la historia sintiéndome como un témpano de hielo. No sé si sufro alguna incurable patología, pero los sufrientes personajes, sus confidencias, la amistad que se profesan, las confidencias sobre su pasado, la cercanía del monstruo, la forma de enfrentarse a él, el torrente comunicativo entre ellas, el afloramiento de los recuerdos, incomprensiblemente no me regalan esa sensación impagable llamada emoción”.

 

A los dos nos pasa lo mismo, nos “parece artificial, aunque pretenciosa (como casi siempre) la forma como está contada por parte de Almodóvar, alguien progresivamente artificioso, que no me lo creo, aunque desde hace tiempo se dedique al profundo retrato del alma”.

Los algo más de cien minutos de duración de La habitación de al lado están protagonizados, imagino que muy bien, por dos actrices descomunales que no son capaces de salvar semejante guion, con esas conversaciones tan imbéciles (sobre todo cuando no salen ellas, aunque también): Tilda Swinton y Julianne Moore, acompañadas por un John Turturro que cumple en el papel de buenista progre incomprendido y pedante. La música vuelve a ser de Alberto Iglesias (y aquí resalta las bobadas como solamente él sabe hacerlo) y la fotografía, fenomenalmente bonita, tan almodovariana, tan con sus encuadres fetenes y sus escenografías coloristas y artésticamente impecables e inanes, es obra de Eduard Grau.


Este drama sobre la muerte y la amistad, que es por cierto el primer largometraje rodado íntegramente en inglés de Pedro Almodóvar, se alzó ya en su estreno con el León de Oro del Festival de Venecia a la Mejor película. Y cuando escribo esto le aventuro muchos más premios, dado el calado universal del cine de su creador. Si no, no hay más que leer a Luis Martínez (El Mundo), para quien la película “prolonga la reflexión sobre la muerte de su película anterior en un hermoso, pleno y muy hondo elogio de la profesión de actriz”, o a Manu Yáñez (Fotogramas), el cual se aventura a elogiarla como “una de las películas más transparentes y dolorosas del cineasta”, añadiendo que “los que adoramos a Almodóvar tenemos la suerte de estar asistiendo a la depuración de un estilo guiada por la absoluta ausencia de reparos o temores”. Ahí es nada insobornabilidad estética.

Como nos pasa a Boyero y a mí, Oti Rodríguez Marchante fue capaz de decirnos en ABC esto que tanto se parece a lo que nosotros sufrimos ante sus 106 minutos:

 

“Qué bien elegidos los lugares, los colores, los ajuares, qué maravillosa nevada, qué impresionante casa, qué profundas actrices y qué pena la cantidad de ruido y tópicos de analista hincha con los que los enturbia Almodóvar”.

 

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