¿Te gustó más la peli o la novela? Hoy: Un amor


El doloroso descubrimiento de uno mismo, de una misma: eso es lo que yo disfruté en la breve y memorable novela de Sara Mesa Un amor, que yo leí en 2021, un año después de su publicación.

Eso de El doloroso descubrimiento de uno mismo es lo que escribí aquí al respecto de aquel libro de Mesa.

¿Y la película de Coixet? Ahí voy…


En 2023, la cineasta española Isabel Coixet estrenó su mirada personal, su propia lectura, de la novela Un amor, de Sara Mesa. Necesitó poco más de dos horas para que nuestra mirada hiciera su trabajo. Había escrito el guion que adaptaba el libro junto a Laura Ferrero, un guion a mi modo de ver excelente, una adaptación que, aunque mi memoria había ya olvidado retazos del relato, me pareció muy identificable con lo que yo pude ver en la novela, de hecho se alzó con el Premio Gaudí al Mejor guion adaptado. Sin embargo… Para el crítico cinematográfico Luis Martínez esa lectura de Coixet es “muy turbia”. Por su parte, Desirée de Fez sí supo ver que, a la fiel adaptación llevada a cabo por Coixet y Ferrero, se incorporan “algunos cambios que ponen en peligro la comprensión de las decisiones de la pareja protagonista y de las dinámicas de su relación”: yo, ya digo, no recuerdo (mi mala memoria) con detalle el entramado de la novela, así que me debo de fiar de lo que escriba De Fez.


Contó Coixet con dos interpretaciones sobresalientes, especialmente la de su protagonista, una admirable Laia Costa, pero también la de Hovik Keuchkerian, muy bien secundados por Hugo Silva, Luis Bermejo, Ingrid García Jonsson, Francesco Carril y Violeta Rodríguez; también con la hermosa fotografía de Bet Rourich.

¿Es amor la pasión? ¿En qué nos convertimos cuando amamos apasionadamente o creemos amar apasionadamente? La película y la novela nos obsequian con arte cinematográfico y arte literario, respectivamente, para situarnos frente a la inesperada presencia de las obsesiones.

Con quien no coincido en modo alguno (y van…) es con Javier Ocaña, a quien le molestó sobremanera “su desastrosa secuencia final”, una “chapuza de colofón”, sobre la que no voy a comentar nada para no estropear la visión de quienes lean esto y les convenza de ver esta buena película. Simplemente considero que es un final muy cinematográfico que imagino pretende aportar a la novela algo más de cine de lo que pudiera contener por sí misma.

Lo que está claro es que la crítica no recibió con cariño a esta película, considerada por gran parta de ella poco menos que una aberrante adaptación de una novela, mal ejecutada y sin destellos luminosos. Todo lo contrario a lo que yo vi. Eso sí, coincido en que la protagonista encarnada por Laia Costa es algo más simpática en el largometraje que en el libro. Y se agradece.

En suma: el doloroso descubrimiento de uno mismo es lo que Mesa y Coixet pusieron delante de mi alma.



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