Mi canción preferida de The Wild, the Innocent and the E Street Shuffle, el segundo elepé de Bruce Springsteen, publicado el 5 de noviembre de 1973, cuando yo tenía diez años y no sabía nada del roquero estadounidense aún, es Rosalita (come out tonight). Y no solamente es mi favorita de aquel álbum porque la primera vez que vi a Springsteen, a quien ya había escuchado, fue en la tele interpretándola en directo el 21 de marzo de 1979, en Popgrama, aquel programa musical presentado por Ángel Casas, Carlos Tena, Diego Manrique y Paco de la Fuente, y dejándome maravillado. También porque sigue resultándome sensacional, especialmente ahora que acabo de comprarme y estoy disfrutando (con ella en su interior) de The legendary 1979 No Nukes Concerts, un directo prodigioso del concierto que Bruce Springsteen y su banda, la E Street Band, grabaran las noches del 21 y 22 de septiembre de 1979 (no publicado hasta finales de 2021) en el mítico (sí, mítico) Madison Square Garden neoyorquino, integrando aquellas actuaciones de muchos artistas llamadas genéricamente No Nukes, organizadas contra el uso de la energía nuclear por el grupo activista Musicians United for Safe Energy (MUSE), fundado aquel mismo año 79 por Jackson Browne, Graham Nash, Bonnie Rait, Harvey Wasserman y John Hall, poco después del accidente nuclear del 28 de marzo en Three Mile Island (Pensilvania).
Puedes ver aquí(desde el minuto 3 y 27 segundos) aquella grabación que emitió Popgrama,
de RTVE, en el año 1979:
Yo me compré el vinilo de The Wild, the Innocent
and the E Street Shuffle cuando ya había escuchado y disfrutado a tope sus
tres mejores álbumes (Born to run, Darkness on the edge of town y The
River), en la primera mitad de la década de 1980. En comparación con esas
tres majestades roqueras, el segundo de Springsteen me pareció un elepé menor,
sólo sostenido por ser un convincente eslabón en una cadena creativa
poderosamente impetuosa. Me gustó más que su debut, eso sí, aquel Greetings
from Asbury Park, N.J también del 73 que contenía For you.
Si he de mencionar alguna otra canción destacable de
las siete que incluía The Wild, the Innocent and the E Street Shuffle me
quedo con el primer single del álbum (el segundo fue precisamente Rosalita…),
la hermosísima 4th of July, Asbury Park (Sandy)
y su espléndido acordeón tocado por Danni Federici, también con la otra gran
belleza del disco, la redentora y ya muy baladón springsteniano Incident
on 57th Street, el temazo que se funde, desde el piano
de David Sancious, con nuestra Rosalita… Admito que otra canción
reseñable es la que cierra el álbum, la larguísima New
York City Serenade.
Rosalita (come out tonight)
—compuesta por Springsteen, como el resto del elepé y como es habitual en sus
discos— se incluía en un álbum (que disfrutó del mismo éxito que el anterior:
ninguno) donde lo que sonaba ya no era un cantante acompañado por músicos, sino
una banda en torno a un cantante, un intérprete en el núcleo de un grupo de
rocanrol que ya no hace sólo folk rock sino que expande todos los aromas que
han hecho del pop esa maravilla reconstituyente que aúna todas las músicas de
su tiempo. Sin llegar a la grandeza de Born to run y los siguientes
discos. Todavía.
The Wild, the Innocent and the E Street
Shuffle fue producido, como lo fue el de debut de
Springsteen, por Mike Appel (su manager) y Jim Cretecos y se grabó (entre mayo
y septiembre de 1973) donde aquel otro, en los 914 Sound Studios, en una
localidad del estado de Nueva York llamada Blauvelt. Springsteen pudo asumir en
este segundo elepé una mayor importancia en el proceso de producción de sus
canciones.
En Rosalita… —que fue grabada el 23 de septiembre de aquel año 73 y dura poco más de siete minutos abrasadores—, tocan junto a Springsteen, que canta y toca la guitarra eléctrica (también la acústica), Danni Federici (que no estuvo en la grabación de Greetings…), que hace coros, aunque él es organicista, pianista y acordeonista en otros de los temas del álbum; David Sancious y su piano; Vini Mad Dog Lopez a la batería; Garry Tallent al bajo y Clarence Clemons al saxo tenor y ayudando a Federici en el acompañamiento vocal. Son la E Street Band, sí. Prácticamente.
Rosalita… es
una canción autobiográfica y hace referencia a su breve noviazgo (se conocieron
en el verano de 1971), pocos años anterior a su composición (que le llevó a
Springsteen un solo día), con Diane Lozito, quien contó que el nombre de la
protagonista sale de su apellido y del nombre de su abuela, Rose. Roselozito-Roselito-Rosalita.
En la letra, Bruce nos cuenta algo bastante real, que no consiguió convencer a
la familia de Diane de que él era un buen partido… que ya había firmado un
contrato para ser una estrella del rock. Nos cuenta eso de una forma
verdaderamente enardecida. Y enardecedora. Erótica, sí. Una “bulliciosa
celebración del deseo” (como escribiera en Rolling Stone el periodista
musical Ken Emerson) que desde entonces se convirtió en una festiva pieza
movilizadora en los directos de la E Street Band y su líder.
¿Y qué suena cuando escuchamos Rosalita…? En
ese puzle musical suenan The Byrds, Van Morrison, pero por encima de
todo suena ya Bruce Springsteen y el imparable saxo de su para siempre (casi)
inseparable Clarence Clemons, también los primeros Yes (te cagas) y el Ritchie
Valens de La bamba (aquella canción con la que vi a Springsteen cerrar
en Madrid su concierto de agosto de 1988).
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