¿Qué decir de Vicky Cristina Barcelona? ¿La has visto?
Yo no pude acabar de ver Vicky Cristina Barcelona. Un Woody Allen de vergüenza ajena. Eso me resultó semejante bodrio del que no pude aguantar más allá de los primeros 40 minutos cuando intenté verla hace poco, después de haberme resistido a hacerlo advertido como estaba de su ínfima calidad, de su torpeza artística, de su impropiedad. Impropiedad, sí. Porque Vicky Cristina Barcelona es impropia de Woody Allen, quien es capaz de sacar oro hasta de sus películas más mediocres. Pero esta… (Es curioso, no me dio tiempo a ver a Penélope Cruz en ella, pues me cansé antes de que apareciera, o quizás ya hubiera aparecido, tal es el olvido en el que ha caído esta memez fotografiada por el español Javier Aguirresarobe que amenazó mi existencia apenas unas semanas antes de escribir esto: Cruz, que se llevó aquel año 2008 muchos premios a la Mejor Actriz secundaria, Oscar incluido, pero también el BAFTA, el Goya…)
En
sus memorias, en ese libro fabuloso que es A propósito de nada, que yo
disfruté unos meses antes en este miserable año 2020, Allen dice…
“Pasé
un verano en España filmando Vicky Cristina Barcelona con Scarlett [Johansson], Penélope
Cruz, Rebecca Hall, Patricia Clarkson, Chris Messina y Kevin Dunn. Por no
mencionar a Javier Bardem, uno de los mejores actores del séptimo arte. Qué
grupo de actores. Salvo que me sobrevenga una crisis nerviosa y empiece a oír
voces que me ordenen batir a los ingleses en Orleans, voy a quedar bien. Penélope,
además de ser todo un talento, complicado y excelente, como actriz, es uno de
los seres humanos más sexis de la faz de la tierra, y reunirla con Scarlett
hizo que el valor erótico de cada una de ellas se cuadruplicara. Penélope
obtuvo un merecido premio de la Academia por su trabajo. Queríamos que la
película tuviera una calificación R (que indica que los menores de 17 años
deben acudir al cine acompañados de un adulto), pero solo nos asignaron la de
PG o Guía Parental (algunos de los contenidos pueden no ser apropiados para
niños), porque según ellos el sexo entre las dos mujeres estaba representado
con muy buen gusto. La única vez en mi vida que se me acusó de buen gusto
terminó perjudicando el resultado de taquilla.
Mi
familia y yo pasamos un gran verano en Barcelona y disfrutamos comiendo en Ca
l’Isidre todas las veces que pudimos, y solo eso bastó para que la experiencia
fuera todo un placer. Rodamos algunas escenas en Oviedo, una ciudad pequeña de
clima londinense que es una delicia. Visité Oviedo por primera vez cuando me
informaron de que había sido galardonado con el Premio Príncipe de Asturias. Yo
lo rechacé, en primer lugar porque no me interesan los premios y, en segundo
lugar, porque si bien no me gusta insultar a nadie que sea lo suficientemente
amable como para querer darme un premio, jamás acepto ningún galardón cuya
concesión depende de que yo esté presente en el acto”.
A Javier Ocaña y Carlos Boyero, de El País, a Oti Rodríguez
Merchante, del ABC, a Lluís Bonet Mojica, de La Vanguardia,
a Manohla Dargis, de The New York Times, a casi todos los especialistas
cinéfilos cuyas críticas se recogen en Filmaffinity, les encantó. Y dan
sus razones. Es lo que tiene… Lo que me extraña ahora es que no sé quiénes me
habían advertido de lo infumable de esta película de uno de mis ídolos.
Entré para ver las razones por las que no le gustó la película al articulista y se limita a citar las memorias de Allen.
ResponderEliminarEs lo que tiene cuando algo te deja sin palabras.
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