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Moscoso-Montoro (no todos los políticos son iguales); por Guillermo Jiménez

Un amigo al que le comenté que no solo escribo para Facebook, me dijo, sin haber leído nada, que lo importante mío es lo que no saco a la luz, sino lo que escondo.

Un poco en broma le he dicho que él qué sabe si no sabe. Además, lo que guardo, suele ser mayormente de política, periodismo, religión o educación, aderezado con un toque de humor e ironía y comparaciones. Temas aburridísimos.

Otra cosa que hago es poner a cada lado de una balanza imaginaria dos nombres y me pongo a buscar semejanzas:

Donald Trump y Noam Chomsky.

Isabel Díaz Ayuso y Marie Curie.

La señorita Rottenmeier y Agatha Lys.

Einstein y el Pequeño Nicolás.

Gay Talese y Ngonga o Ndongo o como se llame el famoso ese de ahora.

Como estos días han salido a la luz, por diferentes motivos, (Javier) Moscoso y (Cristóbal) Montoro, y como tienen rima asonante o imperfecta, me voy a poner a hacer una pequeña reseña de los dos.

 


De Montoro dicen que ha sido imputado por vete tú a saber que. Ojo, imputado no significa culpable. Tampoco quiero profundizar mucho en ello, oye. Ya lo hará quién pueda ganar dinero a cambio, grupos mediáticos, periodistas, tertulianos y gente avispada.

De Moscoso, que falleció hace dos días, a los noventa años, se conoce poco.

Coinciden Montoro y Moscoso en que ambos fueron ministros de Función Pública, aparte de otras labores políticas o relacionadas con el Estado al más alto nivel: Montoro ministro de Hacienda, Moscoso, ministro de Presidencia y fiscal del Estado.

Cuando mi amigo me dice que saque a la luz pública estas cosas, le digo que no, que son un poco rollo, aparte de que está todo en internet.

Dejando aparte siglas políticas -Montoro fue del PP, Moscoso trabajó para la administración de Franco, luego estuvo en UCD, con el PSOE fue ministro y fiscal con Aznar, creo recordar-, los funcionarios tenemos que saber qué hizo cada uno de ellos por nosotros.

No entro aquí a desarrollar la amnistía fiscal de Montoro. El Tribunal Constitucional, años después y cuando no tenía remedio, la nombró anticonstitucional. Ya pa qué.

Sí entro, como funcionario con muchos trienios -los funcionarios tenemos mala fama, entre otras cuestiones por culpa de Moscoso- solo en un par de detalles.

Montoro, en 2012, cuando era ministro de Hacienda, nos suspendió a los funcionarios la paga extra de Navidad como medida de ajuste presupuestario. Es decir, nos quitó un dinero que era nuestro, que ya habíamos trabajado. Nos robó -esa es la palabra exacta porque no contó con nosotros- a todos los funcionarios, daba igual que votaras a PP, PSOE, IU, UPyD, CiU o no votaras. A todo el que trabajara en y para la administración, adiós a la paga extra. Incluso se llegó a decir que la crisis económica de aquellos años fue por culpa de los trabajadores públicos.


Moscoso, menos conocido, aparte de que creó la Ley de la Función Pública -yo como funcionario habré hecho a lo largo de mi carrera profesional, no sé cuántos cursos, seguro que más de sesenta cursos de todo tipo: atención a la ciudadanía, Ley 30/92, Ley General Tributaria, Ley de Haciendas Locales, Ley de la Función Pública…, es bueno decirlo-, en la que se cuenta cómo tenemos que actuar los funcionarios, hizo algo por lo que será recordado.

En 1983, ante una crisis económica que impedía que los sueldos de los funcionarios se incrementaran al ritmo del IPC, Javier Moscoso, que era ministro de Presidencia, decidió compensar a los funcionarios con días de permisos, los llamados días moscosos, de asuntos propios o de libre designación. Es decir, mejoró la vida de los empleados públicos.

En principio fueron tres días de “vacaciones”, luego se convirtieron en seis. Solo los tenemos que solicitar y no justificar. Y nos los conceden. Aparte de que con el aumento de años trabajados -la experiencia es un grado- suben los días “de asuntos propios”.

A los funcionarios, las personas que no trabajan para la administración nos critican por todo, por culpa de Moscoso, en vez de intentar negociar o renegociar sus convenios laborales (si trabajan) más todavía.

Ahora, “fueraparte” de siglas políticas, que cada cual decida a qué político prefiere, a Montoro o a Moscoso. Si te aprovechaste de la amnistía fiscal, no tengo dudas. Yo tampoco. Si tienes diez o doce días de asuntos propios, tampoco.

Espero que a mi amigo, le haya gustado este texto escondido.

Termino con moraleja: por mucho que se insista en lo contario -para mí- no todos los políticos son iguales.

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