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Larga vida a La vida breve

La serie española de televisión La vida breve, estrenada a comienzos de 2025, consta de seis capítulos de una media hora de duración cada uno y es espléndida. Divertida, ocurrente, burlesca y, sobe todo, irreverente en el mejor sentido de la palabra.


La vida breve
es una creación de Cristóbal Garrido y Adolfo Valor, escrita de forma notable por ambos y dirigida con arte y gracia por este último junto a Diego Núñez Irigoyen. No es menos importante la portentosa actuación de Javier Gutiérrez (como el rey español Felipe V) y Leonor Watling (Isabel de Farnesio), unida a la prometedora de Carlos Scholz y Alicia Armenteros (ambos encantadores en sus representaciones muy ficticias de otro rey español, Luis I, y su esposa la francesa Luisa Isabel de Orleans), que cuentan con los secundarios Pepe Viyuela, Carlos González, Jorge Usón y Héctor Carballo, sobre todo, como óptima compañía interpretativa. A todo lo cual se une la hermosísima y muy cuidada fotografía a cargo de Maria Codina.

Comedia dramática con (más que) tintes decididamente históricos, antes de que yo escribiera, fascinado, sobre ella, ya lo había hecho (un tal) jaiT en FilmAffinity, y se me adelantó diciendo que “entendí a la primera que es una crítica sutil y una parodia atemporal” sobre aquellos que disponen del poder y sobre las diferencias sociales. Tampoco “creo que pretenda ser un sesudo análisis universitario sobre una figura histórica ni un fiel retrato de la España del siglo XVIII” porque no lo es ni lo pretende en modo alguno.


Que nadie pretenda conocer en profundidad el siglo XVIII español con esta serie, pero que tampoco crea nadie que lo que en ella se nos cuenta es completamente ajeno a lo que fue aquel tiempo, y mucho menos sobre lo que en realidad es la condición humana. Porque lo que La vida breve (“naces, reinas y te mueres”, el spoiler no es mío, es de la propia promoción de la mismísima serie) consigue es interesarnos por un tiempo determinado poniéndonos ante un determinado relato brillantemente expuesto que aprovecha lo que a ella le interesa (lo que les interesa a quienes la han hecho) para mostrarnos su arte plenamente humano.

 

“Una pequeña obra de arte que deslumbra en lo formal de la puesta en escena y en lo informal del mensaje”.

Raquel Hernández Luján (Hobby Consolas)

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