Un día puse en mi muro de Facebook este poema acompañado por una canción:
Un
balón y una pistola, los bancos de madera y metal,
un
pilón en una plaza, trenzas y faldas escocesas,
juegos
y falsas caladas, correr, correr, correr,
patadas
a un balón, mentiras con una pistola,
el
parque de la Arganzuela, los cines y los chicles,
mis
abuelos vivos y mis abuelos muertos,
todos
mis amigos, sus risas y sus futuros,
las
primeras canciones, los primeros todos,
viajar
en metro, subir a un autobús,
ir
en tren a Suances, dormir en literas,
mis
hermanos, mis padres,
yo…
La
infancia donde se edificó cuanto puedo destrozar:
el
aire necesario para mis pulmones de niño al frente,
los
días en que las golondrinas venían a despertarme.
La canción era...
Fox
on the run. Sus
intérpretes, Sweet. El año en que yo
pude escucharla por vez primera, a mis doce añitos, 1975, aunque ellos, un
grupo de lo que entonces se conocía como glam rock, lo habían grabado un año
antes.
Aquel
temazo fue la primera cara A de uno de sus sencillos (el decimoctavo ya) que
compusieron los miembros del grupo ¾el bajista y vocalista Steve Priest, el
guitarrista Andy Scott (también tocaba el sintetizador) y el baterista Mick
Tucker, ambos a los coros, y el cantante principal Brian Connolly¾, en
lugar de lo que venía siendo habitual, que fuera de Nicky Chinn y Mike Chapman (compositores de mucho éxito que les
hicieron canciones también a Suzi Quatro, Mud o Smokie, e incluso a Tina Turner
y Huey Lewis and the News), sus productores de entonces.
La letra de Fox on the run (algo a lo que yo nunca presté ninguna atención) hacía referencia a las groupies, y no dejaba de ser, de alguna manera, sin sofisticación alguna, una simple crítica (demasiado pop) a la falta de autenticidad y a la manía de seguir modas siempre pasajeras amparándose en el siempre cultivado atractivo físico.
La
versión original de la canción, de 4 minutos y 50 segundos de duración, se
incluyó en el tercer elepé de Sweet, Desolation Boulevard, con canciones
grabadas en 1973 y 1974 en los estudios londinenses de Audio International,
publicado el 15 de noviembre de ese último año. La otra versión de Fox on the run, mucho más corta (de 3
minutos y 24 segundos), fue la que Sweet incluyó en el single, publicado el 7
de marzo de 1975 (que llevaba en la cara B de la edición europea la canción Miss Demeanor y en la estadounidense Burn on the flame).
Dos años antes de aquella entrada mía en Facebook con la que comenzaba todo esto ya había puesto aquella canción de Sweet, pero con estos otros versos:
Furioso estrépito que me vence, el de las guitarras que suenan como diosas, el de la voz de ella antes de enamorarme; cuánto de mi futuro atesoras en tu espanto, cuánto terremoto en tu lascivia de antifaz.
Frenesí
fronterizo y cimarrón que cabalgas sobre mi espíritu de hombre, eres una
sensible fractura de rocanrol, un avanzar a ciegas entre cenizas; eres un grand
slam y un tourmalet.
Eres
todo lo que me emociona y me hace olvidar la desdicha, eres un zahorí de la
felicidad, mi sofá y mi siesta y mi delirio, mis gotas de lluvia sobre un
cristal, mi empeine y mi balón de reglamento, eres mi primer beso y el último, eres
su falda y sus piernas, eres un helado sin derretirse, eres yo corriendo en la
noche, mis arrugas y mis gafas, eres mi silbido sin sueño, mis ojos cerrados
pensándola, mi hija María y su pelo, Arturo y una de sus canastas, eres mis
padres ancianos, eres mi infancia y mi risa, eres un gol y un tebeo nuevo, mi
tierna manera de amar.
Eres
la ballesta y la flecha, el vértice y el centro, eres el impulso y la
conmoción, mi fecha de nacimiento y la de mi muerte.
Claro,
que en 2015, ya había llevado a mi muro de Facebook aquello de que Fox
on the run es una de las primeras canciones de rock que me hicieron
disfrutar y sentirme distinto de mis mayores. Más molón que ellos. Y dos
años antes, aquello otro de macarras así, en mi barrio... a patadas, cuando las
leyes de la frontera de Cercas reinaban en todas las ciudades de España.
Porque Fox on the run es quizás la canción que más veces haya llevado a mi Facebook.
Y
sí, ¿cómo es posible que yo con 10 años ya estuviera maravillado con su otra maravilla
pop titulada Ballroom blitz?
Comentarios
Publicar un comentario
Se eliminarán los comentarios maleducados o emitidos por personas con seudónimos que les oculten.