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So long, aquella canción infecciosa de Fischer-Z

La canción So long del grupo británico Fischer-Z es una de las que más veces escuché cuando la música pop era mi banda sonora permanente (como lo sigue siendo ahora, en un arraigo atemperado por los años, pero tan intenso como siempre). Cuando volvía a oírla hace unos días, me dije nopuedeserquenohayasescritonuncasobreella. Y en esas estaba para que ahora tú estés atento a estas palabras mías.


Siempre tuve la sensación de que Fischer-Z (que todavía siguen en activo, haciendo buenos discos) eran más conocidos en España que en su propio país. Conocidos y reconocidos. Sus tres primeros elepés me encantaron, especialmente el primero y el segundo. En el segundo es donde estaba esa joya vibrante que es So long (una canción sobre resignación y amargura, sobre el abandono), aparecida en 1980, cuando yo tenía 17 años. En el primero, con el que les conocí, Word salad, de 1979, estaban las maravillosas Pretty paracetamol, The worker, Remember Russia…, que ya encendieron en mí la atención fascinada por aquellas precisas ejecuciones de música pop certera.

 

“Cualquier lector cercano a los 50 asociará las píldoras proteínicas de Fischer-Z con sus fiestorros de juventud”.

Fernando Neira (2018)

 

El segundo elepé de Fischer-Z, Going deaf for a living (sí, ‘Haciéndose el sordo para ganarse la vida’), publicado en mayo de 1980, fue producido por Mike Howlett (productor de su elepé anterior, el de debut, y en aquel año 80 y en los posteriores de muchos discos destacables de la llamada música new wave), y grabado en The Manor (en Shipton-on-Cherwell, en el condado inglés de Oxfordshire, donde Mike Oldfield grabara en 1973 Tubular bells, el grupo de los años 70’s de Howlett, Gong, hiciera lo propio con su tercer elepé y el siguiente y donde también registraron antes algunos de sus álbumes Van Morrison y XTC, Split Enz o Tangerine Dream). La banda, liderada por John Watts (cantante, compositor de todas las canciones y guitarrista, psicólogo clínico antes de ser músico profesional, en la web del grupo dice explícitamente “John Watts es Fischer-Z”), estaba también integrada por el teclista Steve Skolnik, el bajista David Graham (aquel bajo predominante y pulsante de So long, ¡qué maravilla!) y el baterista Steve Liddle.

Además de So long (“¿Por qué no me lo dijiste? No me dejes así”)¸ pero sin llegar a su excelsa brillantez, eso sí, destaco las canciones que todavía siguen gustándome cuando vuelvo a escuchar Going deaf for a living (del que la web de Fischer-Z considera que “estableció firmemente la capacidad de Watts para transmitir cuestiones políticas mundanas por medio de canciones narrativas con un fondo de música pop peculiar”). Son éstas: Room service, Crazy girl, Pick up/slip up y Limbo.

Ha ocurrir de nuevo. Me pongo en el alma (y en el cuerpo) So long y vuelvo a bailar. Bailar (y cantar) como cuando tuve 17 años, 18, 19… Mil.

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