Aquellos que mataban españoles como conejos durante la Guerra Civil


¿Qué opinas sobre lo que el escritor español (Premio Nobel de Literatura en 1989, Premio Cervantes en 1995 y Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1987… y más cosas) Camilo José Cela escribiera en la dedicatoria de su espléndida novela San Camilo, 1936 (una de las mejores novelas escritas con la Guerra Civil española como telón de fondo), aquello de: “A los mozos del reemplazo del 37, todos perdedores de algo: de la vida, de la libertad, de la ilusión, de la esperanza, de la decencia. Y no a los aventureros foráneos, fascistas y marxistas, que se hartaron de matar españoles como conejos y a quienes nadie había dado vela en nuestro propio entierro”?

Un breve apunte, a modo de contexto: Camilo José Cela se encontraba en Madrid cuando la respuesta a la sublevación militar contra la República originó la Guerra Civil. Un año y algunos meses después, en octubre de 1937, logró pasarse a la zona franquista, donde se alistó voluntario y se le destinó a un regimiento de Infantería de Logroño. Pronto combatió en el Frente de Aragón y fue gravemente herido. Cela pertenecía a aquella quinta del año 1937 que luchó a favor de la supresión de todas las libertades.

Camilo José Cela (segundo por la izquierda, de pie) en el Frente de Aragón, en 1937, días antes de resultar herido en los Monegros.


Su poema ‘A pie y sin dinero’ (en realidad un artículo publicado el 8 de diciembre de 1949 en el diario ultranacionalista El Alcázar con motivo de ser el día de la patrona de la Infantería española, la Inmaculada Concepción, dedicado “a mi coronel, Millán-Astray”) es lo suficientemente significativo. Entre sus ¿versos?, estos:

 

“La guerra no es triste, porque levanta las almas. La guerra no es triste porque nos enseña que fuera de la Bandera, nada, ni aún la vida, importa.

La Infantería es la guerra a pie firme, la guerra cara a cara, la vida jugada a cara y cruz de la victoria y la muerte.

La infantería es la guerra a cuerpo limpio, y el Infante lidiador que lleva el espíritu armado de un estoque de fuego, como un arcángel de estrellas en la bocamanga.

La Infantería no es la materia, es el ligero y tenue soplo que vivifica. La Infantería no es la masa, es la compañía.

 

O estos otros:

         

“Quien no haya sido Soldado de Infantería quizá ignore lo que es sentirse amo del mundo, a pie y sin dinero. A pie paseamos por donde quisimos, porque el que no va a pie, no se entera y os lo dice un vagabundo. Y sin dinero izamos nuestra Bandera donde nos dió la gana y donde nos mandaron, porque la victoria no es algo que se compra sino que se conquista y os lo dice un pobre”.

 

¡Qué entierro aquél, ¿verdad Don Camilo?!

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