Hay una canción magnífica de Bruce Springsteen que dice algo así (estas son sus palabras pasadas por el tamiz de mi mente):
Decidirte, elegir una oportunidad de cuantas corren delante de ti, viajar… Viajas hasta el final de la carretera, de pronto… irrumpe el desierto en un camino abierto, sigues, sigues cabalgando, conduciendo, no huyes, huyes…
Ya eres capaz de conciliar el sueño cada noche, has
aceptado el precio que has de pagar. The price you pay.
Alza tus brazos, esas manos tuyas extendidas hacia lo
más alto, hacia los cielos abiertos y, en un último suspiro…
Otros trazaron los caminos que conducirían hasta la
muerte.
Ahora tú llevas conduciendo durante la noche y no
puedes alejarte del precio que pagarás mientras algunos llegaban tan lejos,
después de haber esperado tanto, y solamente lograban terminar atrapados en un
sueño donde todo sale mal, donde la oscuridad de la noche retiene la luz del
día: pero tú tienes que pararte y luchar por el precio que ya pagas.
The price you pay.
Ahora no puedes alejarte del precio que pagas. Muy
bien, ¡vete! ¿Recuerdas la historia de la tierra prometida? Aquella en la que
alguien cruzó las arenas del desierto y no pudo entrar en ella. Se quedó a
orillas del río para afrontar el precio que pagaría.
Será mejor que corras, pequeño corazón salvaje. Puedes
correr todas las noches y todos los días, pero justo al otro lado del límite,
que ya hay alguien que puso un letrero donde se anotan los nombres de los
caídos según el precio que paga cada uno.
Ya sé que antes de que acabe el día lo derribarás.
The price you pay (que
habitualmente se relaciona con el Moisés liberador de su pueblo en el interior
del Antiguo Testamento) nos habla en realidad o eso creí leerle a alguien (en
la web de la springsteeniana E Street Shuffle) de la decisión, y la
suerte, de Springsteen a la hora de evitar servir en la guerra de Vietnam.
Cuando su vida ya estaba frente a él, hacia el año 1969, con todas sus
aspiraciones y ambiciones claramente expuestas a su alcance, él prefirió
perseguirlas sin arriesgar nada de su capacidad para lograrlas. Consiguió
escapar libremente del reclutamiento posiblemente mortal.
Desde entonces supo (o no) afrontar la culpa de ser un
superviviente, hasta que en las sesiones de grabación del elepé The river
hizo surgir para la humanidad una joya incandescente llamada The price you
pay.
A finales de 1981, un año después de la publicación de
aquel quinto elepé de Springsteen, Emmylou Harris incluía una versión de The
Price you pay en su décimo álbum de estudio, Cimarron.
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