La inmensidad insuficiente de Paco León, Leonor Watling y Juan Diego Botto


Hay una película que está al borde de rozar la excelencia y se queda, nada más y nada menos, en ser una buena película magníficamente interpretada (especialmente por su trío protagonista: unos descomunales Paco León, Leonor Watling y Juan Diego Botto) pero desarrollada de una forma algo si no torpe o confusa sí endeble, sin pliegues de fuste.

Año 2022: el cineasta español Félix Viscarret dirige y, junto a David Muñoz, escribe el largometraje No mires a los ojos, de poco menos de dos horas de cabal duración, que adapta la novela Desde la sombra que seis años antes publicara el escritor español Juan José Millás y cuenta con la excepcional fotografía de Álvaro Gutiérrez.

No llego a estar completamente de acuerdo, pero sí casi con Luis Martínez cuando escribió sobre ella en El Mundo que “es una película que sorprende a cada paso que da”, en la que “el director se las arregla para componer una fábula a la vez tremendamente verista y alucinada; cuerda en su paranoia; jovial en su más íntima desilusión”.


Lo que sí creo es que André Didyme-Dome exageraba cuando escribía para sus lectores en Rolling Stone Colombia que no le importaba si era un thriller, un drama psicológico o una película de suspense, que para él No mires a los ojos “es una fascinante puerta de entrada al misterioso universo psicológico de Juan José Millás y a la compasión humanista del cine de Félix Viscarret”.

Y también pienso que León, Watling y Diego Botto están insuperables e incluso casi logran que la idea tambaleante de esta fábula sinuosa resulte, además de inquietante, perturbadora. Artísticamente perturbadora.

[Sigo sin saber por qué la película se titula como se titula. La canción central es, por cierto, aquella joya pop española de 1983 interpretada por Golpes Bajos y llamada No mires a los ojos de la gente:

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