Nunca soñamos que te irías en verano, Michael

Michael Jackson murió en el Centro Médico Ronald Reagan de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), el 25 de junio de 2009, pocos días antes de la fecha prevista para dar comienzo a una serie de conciertos suyos en Londres. Su corazón se había detenido por la mala administración de unos medicamentos potencialmente peligrosos que su médico personal, Conrad Murray, le había dado a tomar —en la mansión angelina alquilada por el artista en Holmby Hills— para facilitarle el sueño. Y tanto que se lo facilitó. El sueño eterno. Aquella sobredosis de propofol, un agente anestésico intravenoso, acabó con la vida de aquel niño eterno incluso en la muerte, aquella incomprensible hazaña del siglo XX.


El funeral público de Jackson se llevó a cabo algunos días después, el 7 de julio, en el Staples Center de Los Ángeles (hoy Crypto.com Arena, el lugar donde Jackson ensayaba aquellos conciertos londinenses que ya nunca ofrecería). Cantaron Mariah Carey, Stevie Wonder, Lionel Richie, Jennifer Hudson y Shaheen Jafargholi.


Recuerdo ver por televisión al majestuoso Stevie Wonder cantar allí hecho pedazos de conmoción humana una de sus propias canciones y gritar herido “Michael”, mientras entonaba el estribillo final: "Why didn't you stay?" (‘¿Por qué no te quedaste?’). Aquella canción era Never dreamed you'd leave in summer. ‘Nunca soñé que te irías en verano’.



Never dreamed you'd leave in summer
apareció en 1971 como cara B del single We can work it out, una versión de los Beatles que Wonder ya había incluido en su decimosegundo álbum de estudio, Signed, sealed & delivered. A su vez, aquella inolvidable balada que el genio estadounidense no podía imaginar cantaría en el funeral de un queridísimo amigo, formaría parte de su decimotercer elepé, Where i'm coming from, publicado en abril de aquel 1971.


Rozando los 3 minutos de duración, Never dreamed you'd leave in summer fue compuesta por Wonder y por quien aquellos días era su esposa, Syreeta Wright. Si hay una versión remarcable de tan brillantísima canción esa es la que Joan Baez cantó en su decimosexto álbum, de 1975, Diamonds & rust. Claro que tampoco estaba nada mal la emocionante adaptación que Three Dog Night interpretaron en su séptimo elepé, aparecido en 1972, Harmony.


“Nunca soñé que te irías en verano. Pensé que te irías y luego volverías a casa. Pensé que el frío se iría en verano. Pero mis noches tranquilas las pasaré solo. Dijiste que habría un cálido amor en primavera. Fue entonces cuando empezaste a tener frío.

Nunca soñé que te irías en verano. Pero ahora me encuentro completamente solo. Dijiste que entonces serías la vida en otoño. Dijiste que serías el que vería el camino.

Nunca soñé que te irías en verano. Pero ahora encuentro que mi amor se ha ido.

¿Por qué no te quedaste?”

 

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