La más que convincente y de alguna manera modélica serie británica de televisión Los crímenes de Essex (cuyo título original es White House Farm), policiaca, de las que llamamos habitualmente true crime (crimen real), fue estrenada en 2020 y dura unas cuatro horas y media divididas en seis episodios de medidísimos 46 minutos de duración cada uno.
Dirigida sobria y fenomenalmente por Paul Whittington, está inspirada en hechos reales sucedidos en 1985, pero especialmente en los libros escritos al respecto de unos famosos crímenes por Carol Ann Lee (The Murders at White House Farm: Jeremy Bamber and the killing of his family. The definitive investigation, de 2015) y por el padre de los niños asesinados junto a su madre y sus abuelos, Colin Caffell (In Search of the Rainbow's End: Inside the White House Farm Murders, de 1994), adaptados por Kris Mrksa y Giula Sandler.
"El caso de Jeremy Bamber
contado con rigor".
Carol Midgley (The Times)
Con música original compuesta por Niall Byrne, la fotografía dirigida por Ben
Wheeler y un reparto afinado encabezado por un extraordinario Mark Addy, con
interpretaciones meritorias de Gemma Whelan, Alexa Davies, Cressida Bonas y,
como siempre, Stephen Graham (cuyo talento es malgastado en la serie, a decir
del crítico Lucy Mangan en The Guardian), Los crímenes de Essex
es una serie recomendable que no llega a ser plenamente lo que quizás en ningún
momento pretende ser, una obra maestra. Pero, ¿¡qué más da!?
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