La presencia esencial de Franco Battiato; por Eduardo Laporte
Debo agradecer públicamente a Javier González-Cotta la mención a En presencia de Battiato que hizo en su reseña para Diario de Sevilla sobre el Franco Battiato, de Aldo Nove (traducido ahora al español en la editorial Escola de Vida):
"Aldo Nove, poeta y escritor
italiano, viene a hacer en su libro lo que Eduardo Laporte hizo de modo
parecido en el suyo".
Leí con devoción la biografía de Nove en italiano, durante el verano de
2021, y me fascinó su acercamiento al músico. Me proporcionó, además, material
de calidad, junto a otras obras que leí en ese verano de inmersión loca en la
vida y obra del siciliano, como Tecnica mista su tapetto, de Franco
Pulcini.
Con esos y otros libros profundicé en la figura de Battiato y se fue
forjando en mi interior su esencia. Porque ese era el propósito de mi biografía
(NO AL USO, según algunos lectores miembros de la Ortodoxia Lectora o de la
Policía Secreta de las Biografías y el Género, la PSBG): llegar a las raíces
del Nostro, a su espíritu, a su ser.
Para entenderle a él y, de paso, por qué no, para entenderme mejor a mí, en
una indagación de la que, humildemente pienso, se puede valer también cualquier
lector desprejuiciado.
Lo canta el propio Battiato en la canción que me dio pie al título (Y te vengo a buscar):
"Porque requiero tu presencia
Para entender mejor mi esencia".
Para mí, una biografía al USO no es un conjunto de citas y datos con
vocación acumulativa. No debería ser un monumental tochazo
técnico-empírico-positivista sobre una figura. O quizá, sí. Pero a mí no me
interesa saber si John Lennon sacaba notables o aprobados en Ciencias Sociales,
como parece ser el afán de algunos biógrafos, o bió-fagos, yo qué sé, el Philip
Norman del Lennon de más de 800 páginas.
Creo que no hay personaje en la historia, ni siquiera
el Jesucristo de los cristianos, cuya vida merezca 800 páginas de
documentadísimo ejercicio biografiador, a no ser que uno caiga en una devoción
insana o en un frikismo conocedor que entraría más en el 'grouppismo' que en el
deseo de conocimiento y enriquecimiento personal.
Una biografía al uso, entiendo yo, debería ir a la esencia del personaje y
aportar las claves necesarias para entenderlo y situarlo. Aquellas que hacen
aflorar el encanto particular de ese ser humano, sus aportaciones, su actitud
ante la vida, su mirada, sus dudas, sus hallazgos, su carisma. No tanto los
discos que vendió en su decimocuarto elepé ni cuantas entradas se vendieron en
su gira sudafricana del 87. Eso lo llamaría yo 'biografía técnica' o 'biografía
especializada para expertos'.
Sin embargo, me encontré algún reproche por parte de los miembros de la Policía Secreta y Censora de las Biografías, que echaban en falta "datos, datos, datos", como si de unos bulímicos wikipédicos se trataran. Pero… en En presencia de Battiato hay datos. Los que creí justos y necesarios. Porque, como decía Josep Pla, el biógrafo debe combinar el rigor del historiador y el vuelo creativo del literario. Ahí es nada.
El primer libro de Umbral se tituló Anatomía de un dandi, y era una
biografía, por supuesto no al uso, de Mariano José de Larra.
En fin, que me llama la atención, y lo digo más desde el asombro que desde
el despecho, esas exigencias sobre el género y sus supuestas obligaciones. Y
más aún tratándose de un personaje tan poliédrico, impredecible, heterodoxo,
contradictorio y genial como Franco Battiato. ¿Quién querría una biografía al
uso? Pues algún espíritu romo como el que me he topado. Battiato los fulminaría
con la mirada, los enviaría al Sirio del que dijo venir Stockhausen y los empaquetaría
hacia una ruta en diagonal fuera del tiempo y el espacio, a bordo de unos trenes de Tozeur a la
velocidad de la luz que los devuelvan a sus poveras patrias de la que quizá no
debieron salir jamás.
Por suerte, me queda la satisfacción de haber llevado a cabo el trabajo en
que creí y, según me acaba de comunicar mi editor, Ramiro Domínguez Hernanz,
ahora que llega el momento de hacer cuentas, ver que ha contado con el favor
del público, que está por encima de ciertos rigores luteranos.
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