Paco de Lucía


“Guía del arte jondo por nuevos e inexplorados caminos al frente de su sexteto de trazas jazzísticas y eternamente recordado por su asociación en el olimpo del flamenco con Camarón durante los 60 y 70. Además de cruzar flamenco con jazz, hizo lo propio con el blues, la música hindú, la salsa, la bossa nova o la música árabe. También contribuyó a difuminar las fronteras entre la música culta y la popular”. Es parte de lo que escribieron Cándido Romaguera e Iker Seisdedos en El País el día que Francisco Sánchez Gómez murió, el 25 de febrero de 2014.

A Francisco Sánchez Gómez le conocía poca gente, a Paco de Lucía (su verdadero nombre artístico, universal) le amaba medio planeta Tierra.

Paco de Lucía fue merecidamente galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 2004 por su capacidad de trascender "fronteras y estilos", por sus habilidades y su poderosa magia asombrosa, por todas aquellas artes que le convirtieron en "un músico de dimensión universal". Eso decía el fallo del jurado de los premios más importantes de cuantos se entregan en España. También esto: "todo cuanto puede expresarse con las seis cuerdas de la guitarra está en sus manos".

Hay algo tan íntimamente humano y tan vibrante en la música que nos hace reconocer que vivir es la maravilla dolorosa y sensible que nos obliga a respirar. La música de Paco de Lucía es parte de todo eso que ahora mismo no acierto a explicar. Una punzada sólida y decisiva que nos proyecta a ese lugar donde todo tiene sentido.

 

Del sortilegio sales victorioso,

con las cuerdas de tu guitarra como los chorros del oro,

oliendo al tabaco de las tardes andaluzas con sabor a mar

cruzas el mundo con la respiración musical de los bosques,

arañas a la noche los suspiros de la magia de los amaneceres:

cómo es el respingo que damos al escuchar tu tañer de ensueño,

eres un vendaval de rasgueos salidos del arte de toda la humanidad;

el agua es un concierto gitano enamorao del flamenco que extiendes.

Sales victorioso del sortilegio que te llevó junto a los muertos

porque suenas como si todo sonido te debiera a ti la vida.

 

En los tiempos en que a la hora de máxima audiencia no se hacía raro que se emitiera por televisión un concierto en directo de tres de los mejores guitarristas del mundo (Paco, Larry y John), en mi casa aquella noche todos guardamos un reverencial silencio que era más reverencial a causa de la tecnología prehistórica necesaria para grabar aquella maravilla que por el respeto que nos merecían los maestros. Un radiocassette grababa a viva voz (sin cables) lo que el altavoz de la tele familiar emitía. Música de genios para el alma de los comunes. En mi casa, en los prehistóricos tiempos de las cintas a cassette, todos callados, mi hermana Maite, mi hermano Richard, mi padre, mi madre, hasta yo... porque no había ni cable para unir el reproductor a la tele: y estos fuera de serie callándonos aun más asombrados mientras les grabábamos en una TDK que ya no existe. [Larry y John son Larry Coryell y John McLaughlin. Aquellos tiempos eran el año 1979.]

 

Paco el de la Lucía no necesitó estudiar música porque él era la música.

Gloria eterna a ti, señor de la guitarra española. Gracias, gracias, gracias.

«La barriga se sacia rápido, el espíritu no se sacia nunca». (Paco de Lucía)

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