El libro del ilustre periodista deportivo español Alfredo Relaño titulado 366 historias del fútbol mundial que deberías conocer fue publicado por vez primera en 2010 y reeditado y (muy) actualizado doce años después. Uno de los hitos indispensables de la historia del fútbol que Relaño recoge en su libro es este.
“Como todos los deportes, el fútbol rendía en sus comienzos culto al amateurismo, un principio ético por el cual no se debía cobrar por hacer deporte, desde el entendimiento de que el dinero lo envilecía”. Aquello no duró mucho tiempo, debido al crecimiento en interés que producía el propio deporte.
De hecho, en el norte de Inglaterra, ya en los años 80 del siglo XIX, sólo 20 años después de la creación del fútbol, equipos como el Preston North o el Bolton pagaban ya a sus jugadores gracias a la asistencia de público de que gozaban sus partidos. Cuando el Preston recibió denuncias por alinear jugadores profesionales (incluso a algunos de ellos se les buscaban empleos "exageradamente bien renumerados” en diversas empresas de la zona), acabó siendo descalificado por un año, y ello pese a ser como era uno de los clubes más prestigiosos de entonces.
Pero muy poco después la Football Association (FA) entendió que el profesionalismo tenía un avance imparable y el resultado de todo aquello fue que al cabo de poco más de un año, el 20 de julio de 1885, se aceptó que los jugadores pudieran cobrar.
Desde entonces el amateurismo
inglés creó su propia federación, y unos jugadores participan en ella y otros,
los que nosotros más conocemos, en la otra.
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