Mikaela no era de Santander, que era de Triana. La prima Micaela, decía mucho mi madre. La prima Micaela, esa que canta. Y lo guapa que es. Y yo me lo creí. Hasta que…
León Felipe, Rafael Alberti,
François Truffaut, Miguel Ángel Asturias, Miguel de Molina, José Hierro…
Mikaela los trató a todos ellos. Y el guatemalteco la escribió este poema:
Mikaela,
la de color de avellana,
la morisca, la gitana,
la española sevillana…
Mikaela, la de Triana,
artista porque le mana
y porque le da la gana…
Mikaela, la de Triana…
¿Cómo se te queda el cuerpo?
Micaela Rodríguez Cuesta
nació en Sevilla, qué digo en Sevilla, en Triana. Nació un año después de que
naciera mi madre, en 1935. Más tarde, cambió la c por una k y
tiró millas. Cantaba, mucho, también era actriz, de teatro, de cine. De hecho,
empezó su carrera artística en compañías de teatro. Bueno, en realidad comenzó
cantando, pero se hacía llamar Rocío del Carmen. Es Micaela del Carmen cuando
graba su primer disco. Era 1956. Nueva años más tarde alcanza su éxito más
grande, la canción La luna y el toro, que había grabado en 1964. En
aquella década prodigiosa, sí, la de los años 60 del siglo pasado, es una
folclórica muy moderna, una cantante de copla que no sólo cantaba copla, que se
vestía como una artista ¿pop? y era capaz de cantar canciones de cámara y no
olvidaba el toque flamenquito, elegante, distinguido, pero cercano, para todos,
en su repertorio popular y famoso. En plena dictadura franquista, aunque ya
bajo la sombra tímidamente aperturista del avance del segundo
franquismo, graba un disco en el que interpreta el cancionero popular que
Federico García Lorca recogiera y armonizara en la década de 1930. García
Lorca, en 1966. Sí. Y ahí no quedó la casa, cuatro años después aparecía su
disco Mikaela canta poesías de Rafael Alberti. Lorca y Alberti. Para
morirse.
Países donde actuó, para que
nos hagamos una idea de quién llegó a ser, por si aún no la tenemos, fueron:
Italia, Francia, Alemania, Reino Unido, Portugal, Grecia, Bélgica, Suiza,
México, Argentina, Puerto Rico, Venezuela, Nicaragua, Estados Unidos, Irán o
Israel, hasta la Unión Soviética y Yugoslavia.
Alta, guapa, distinguida por
un halo misterioso que la engrandecía, muy conocida y respetada como lo que
ella era, una artista integral, Mikaela debió ser alguien tremendamente
singular en aquellos tiempos en los que España era lo que era.
Un inciso, Carlos Castellano
Gómez compuso la música de aquel La luna y el toro y Alejandro Cintas
Sarmiento escribió su letra. La canción fue, es, ha sido cantada por muchísimos
artistas de copla y flamenco, pero quien primero la popularizó fue ella,
Mikaela. Es curioso que a menudo se la conozca, a la canción, cambiando el
orden de sus protagonistas y haya quien la llame El toro y la luna. Es
esa que dice aquello de “Y ese toro enamorado de la luna, que abandona por la
noche la maná, es pintado de amapola y aceituna y le puso Campanero
el mayoral”. Esa canción.
Retirada durante la Transición,
en la década de 1980, Mikaela murió en 1991. En Madrid.
[…]
Es por los últimos meses del
Segundo Año de la Gran Pandemia, cuando yo le dije a Marga ¿sabías que mi
madre tenía una prima que era cantante y famosa? Hice memoria, y de
repente, estalló aquel nombre. La prima de Cuca se llamaba Micaela… ¿O Mikaela?
Y entonces yo encontré a Mikaela donde encontramos a casi todas las personas
que buscamos, en el hiperespacio al que llamamos internet. Y Mikaela resultó
ser Micaela Rodríguez Cuesta, nacida en Sevilla, qué digo en Sevilla, en
Triana. Y busqué sus canciones, y las escuché. Era imposible que fuera prima de
mi madre. De hecho, me acaba de refrescar la memoria mi prima Ángela, la prima
de mi madre vive y ha vivido siempre en Santander. Y no creemos que haya
cantado jamás delante de nadie. Porque Mikaela, con k de quilo, no era de
Santander, que era de Triana.
Este texto
pertenece a mi artículo ‘La prima Mikaela, esa que canta’, publicado el 25
de enero de 2022 en Nueva Tribuna, que puedes leer completo EN ESTE ENLACE.
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