El buen patrón es el octavo largometraje del extraordinario cineasta español Fernando León de Aranoa (director y guionista de las excelentes Familia, Barrio, Los lunes al sol, Amador y Un día perfecto). Estrenado el año 2021, alcanzó 20 nominaciones a los Premios Goya y se alzó con los de Mejor película, Mejor director, Mejor guion original, Mejor actor protagonista (Bardem), Mejor montaje y Mejor música original.
Sus dos impecables horas de
duración fueron escritas, como siempre ocurre en sus filmes, por León de
Aranoa. Muy bien escritas. El buen patrón ha sido fotografiada por Pau
Esteve Birba y buena parte de su gran mérito reside no ya en la magnífica
dirección, que también, sino en la soberbia interpretación del inmenso actor
que es Javier Bardem (en su tercera colaboración con León de Aranoa), brillantemente
acompañado por las sobresalientes actuaciones de Manolo Solo, Almudena
Amor, César Bugallo, Fernando Albizu y Tarik Rmili, a su vez, parte
de un elenco de primer orden.
El film recibió otros premios muy destacables, como el Forqué a la Mejor película y al Mejor actor (para Bardem).
¿Qué se nos cuenta en El buen patrón? La película de León de Aranoa es, más que una sátira, que algo de ello
tiene, una peculiar comedia negra en la que lo que vemos son personas a las que
se las ve venir y personas que sólo pueden ser conocidas tras un trato
profundo, aunque quizás una observación más minuciosa de su relación con el
poder nos podría haber dado una pista. Porque de eso va El buen patrón,
va de poder, de poder económico, que es también poder político, y es una
crítica feroz, pero divertida, casi amable, de esa defensa de la cultura del
esfuerzo que llevan a cabo los amigos de los tiburones. Y ahí, los actores
están sublimes, especialmente ese empresario, ese patrón patriarcal lleno de
dobleces, pero tan humanamente comprensible, que es el personaje de Javier
Bardem, el carismático propietario de una laureada y pródiga empresa de fabricación
de balanzas, un Julio Blanco de apariencia siempre cabal, acostumbrado a
organizar, a dar órdenes: a ser obedecido, siempre. Un personaje fabuloso, tan
real y creíble que pareciera ser una persona auténtica, sin dejar de ser un
personaje fabulado inquietante y susceptible de ser amado (como de hecho lo es
en el film). Luis Martínez recoge en El Mundo algo de lo que
acabo de escribir cuando dice que El buen patrón es el "relato de
un hombre tan consciente de ser exactamente quien quiere ser que hasta asusta.
Y divierte”.
La película "consigue divertirme y que en algún momento estalle la
carcajada”, afirmó el crítico cinematográfico de El País Carlos
Boyero, quien considera que aquélla muestra “un guion muy trabajado, con
ironía, mala hostia y cinismo”.
Toda la crítica elogia a
Bardem, no es para menos, por ejemplo, Oti Rodríguez Marchante en el diario
ABC, donde constató que "lo que hace Javier Bardem con este
personaje tan múltiple y difícil de situar a los ojos de los demás es realmente
abrumador”. Rodríguez Marchante remachaba reconociendo que “es una película
lúcida, divertida, insolente y aguda que nos representa”. (Le representará a él).
Por su parte, y ya concluyo, leo
a Carlos Loureda (Fotogramas) que El buen patrón es "berlanguianamente
divertida y brutalmente inteligente: un concentrado de ácido puro envuelto en
un caramelo refrescante en su forma y amarga en su fondo”.
Ácido refrescante: puro cine amargo (y divertido, mucho).
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