Lana Del Rey


Yo ya había cumplido 22 años cuando Elizabeth Woolridge Grant vino al mundo en la ciudad de Nueva York el día 21 del mes de junio del año 1985, el año en el que Gabriel García Márquez publicaba otra de sus obras maestras literarias, El amor en los tiempos del cólera, el año en el que el magnífico Chris Isaak sacaba su elepé de debut, Silvertone, el año en el que Steven Spielberg estrenaba su magnífica película El color púrpura. Grant tenía 20 años cuando comenzó una carrera musical que a mí me tiene, discográficamente, impresionado.

Grant es Lana Del Rey, la cantante Lana del Rey, la compositora Lana del Rey, la productora musical Lana del Rey. De ella, Wikipedia dice con mucha razón que “su música se destaca por su calidad cinematográfica estilizada y la exploración de temas de tristeza, romance trágico, glamour y melancolía, que contiene muchas referencias a la cultura pop, en particular a la americana de los años cincuenta y sesenta.”

Porque Lana del Rey es Pop, Pop en su estado natural.

 

Ultraviolencia…

Una canción de amor en la Costa Oeste, en California.

Drogado por la playa, joven y hermoso, como en un videojuego, de cuerpo eléctrico, lleno de alegría de vivir (aunque nacido para morir).

Ella y su vestido blanco le susurran: déjame amarte como ama una mujer.

¿Existirá el Paraíso Oscuro? Cómo desaparecer, cómo… Cantando aquel Verano de Gershwin.

 


Es el suyo un nombre artístico muy musical. Muy de música pop. Muy de arte pop. Ella cuenta que cuando lo adoptó viajaba mucho a Miami y hablaba a menudo en español con amigos suyos cubanos exiliados: “Lana Del Ray [de hecho así se llamó en sus comienzos, Lana Del Ray, el mismo nombre que dio a su álbum de debut en 2010, firmado por Lana del Ray AKA Lizzy Grant, y de corta vida comercial] nos recordó el glamour de la playa. Sonaba hermoso al pronunciarlo". Le acabó por decidir una doble inspiración: la de la actriz Lana Turner y la del automóvil Del Rey, un sedán de la casa Ford.

Su séptimo elepé ha salido este año 2021, y es para mí, hasta ahora, el mejor de cuantos he escuchado: Chemtrails over the Country Club.

 


 

Los elepés de Lana Del Rey

Lana Del Ray (2010)

Born to die (2012)

Ultraviolence (2014)

Honeymoon (2015)

Lust for life (2017)

Norman Fucking Rockwell! (2019)

Chemtrails over the Country Club (2021)

Rock Candy Sweet (2021, previsto para junio)

 

“¿Es Lana del Rey una mujer lánguida o corajuda? En esta ambivalencia aparentemente tan contradictoria puede que radique una parte sustancial del encanto de esta neoyorquina”. Eso es lo que escribiera Fernando Neira en El País el 21 de abril de 2018 tras un concierto madrileño de ella. Pizpireta y narcótica a la vez, “propensa a la teatralidad”, dice de Lana el periodista musical.

 

“¿Existe algo más paradójico que un éxito titulado Summertime sadness (‘La tristeza del verano’)? Ella lo tiene y fue uno de los momentos más coreados y extáticos de la noche”.

 


Lana Del Rey ha dicho de ella misma cosas como esta:

 

«Siempre fui una chica inusual. Mi madre me decía que tenía alma de camaleón, sin brújula moral que apuntase al norte, sin personalidad fija; sólo equipada con una indecisión que brotaba de mi interior, una indecisión vasta y vacilante, como el océano».

 

Adrián Viéitez y Andrea Dragomir escribieron el 21 de junio de 2019 un texto brillante para Qaselvol Nit titulado ‘Lana del Rey para principiantes’. De él me gusta destacar este párrafo:

 

“La música está recorrida por un eco lejano, un sonido suave e hipnótico que siempre evoca a un lugar de otro tiempo, a un espacio anacrónico cercano al mar. La música de Lana del Rey se inventa a sí misma desde una posición anhelante, como si las cosas que ofrece el mundo de hoy fuesen siempre e inevitablemente insuficientes. La lámina onírica con la que recubre su música no deja de ser un artefacto puramente pop y contemporáneo, y es por ese motivo por el que acaba resultando tan interesante: por tomar distancia respecto al panorama actual pero empleando con soltura sus códigos; por abrazar al presente pero suspirando por un pasado que resulta incluso desconocido. ¿No es así como todos vivimos hoy?”

 

Pop contemporáneo. Exactamente.

 

“Como buena millennial —apuntan Viéitez y Dragomir—, pasó casi una década siendo observada, puesta en duda, elevada a la categoría de única y sin precedentes y también a la de redundante, egocéntrica y algo pedante. Hasta 2019, cuando lanzó Norman Fucking Rockwell!, cada triunfo de la estadounidense cargaba la misma cantidad de éxito que de fracaso. Aquel disco lo cambió todo. Porque era espectacular, pero también porque lo que ella significaba —en tanto a ella misma y en tanto a su generación— ya importaba menos”.

 

“Como todo en Lana Del Rey, depende de lo cómoda que se encuentre ella en su decepción y su ensoñación.”

Xavi Sancho: ‘Lana Del Rey no conduce coches eléctricos’, El País, 24 de marzo de 2021

 


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