Ser historiador enajena: la Historia según Justo Serna
Si queremos comprender la realidad, el pasado también, necesitamos —lo dice el historiador Justo Serna— “recursos intelectuales, habilidad retórica y honestidad crítica. Las posiciones catastrofistas no valen. El adanismo, menos aún.”
El profesor Serna ha escrito diversos libros sobre la Historia como disciplina. Ahora me voy a permitir reseñar lo que sobre el oficio de los historiadores ha escrito Serna en su libro Historia y ficción. Conversaciones con Javier Cercas, respecto del que yo mismo he reflexionado ya en diversas publicaciones.
Lo que la Historia enseña
Los historiadores se dedican, afirma rotundo Serna, a “emprender, aprender y exponer”. Efectivamente, el oficio del historiador consiste en investigar, conocer y explicar.
“La Historia es una disciplina de conocimiento y es a la vez el objeto que investigan sus oficiantes: esos profesionales que investigan y a los que llamamos historiadores. El mismo rótulo designa el nombre y la cosa, el conocimiento y el objeto de conocimiento, que es el pasado. Pero lo pretérito no existe. Sólo nos quedan vestigios de un mundo ya desaparecido”.
Accedemos a ese tiempo pasado por medio “de restos y testimonios”, a través “de las huellas materiales e inmateriales que nos quedan”.
Al saber en qué acertaron y en qué se equivocaron nuestros antepasados conseguimos iluminar nuestro futuro de alguna manera, pues de esas certezas podemos sacar partido. ¿Para qué? Para conducirnos mejor, “con mayor conocimiento, sensatez y juicio”. Y de esa manera evitaremos que nadie manipule aquellos actos y aquellos hechos pretéritos y desvirtúe el verdadero sentido que para nuestros ancestros tenía lo que hacían y lo que vivían. Podemos extraer por tanto enseñanzas del pasado, desde luego. Pero…
Eso sí, Serna nos advierte:
“Tal conocimiento no nos libra de elegir, de errar o de atinar. El estudio apasionado y desapasionado del pasado nos proporciona información y prudencia. Apasionado implica empecinamiento y racionamiento. Desapasionado no es desinteresado: los historiadores leen las huellas del pasado con mucho interés, por puro interés, por interés propio.”
[...]
Ser historiador enajena
En las páginas 262 y 263 de Historia y ficción. Conversaciones con Javier Cercas, el maestro de historiadores que es Justo Serna escribe una memorable lección para quienes amamos este oficio. No me resisto a reproducirla:
“En cierto sentido, ser historiador permite librarse de pasados que conocemos y contrastamos. Pero ser historiador también enajena. Por una parte, ser historiador te hace pervivir y te hace revivir un pasado que no existe, que no puedes alterar y que no puedes cancelar: no existe porque propiamente no puedes residir en él ni puedes enmendarlo. De ese tiempo pretérito sólo quedan restos materiales en la ciudad que pisas, en los textos que consultas, en las fotografías que contemplas, en los libros que lees, en las lecciones generales, en la posmemoria que te forma: esas trasferencias orales o escritas de tus mayores que pasan a formar parte de tu propia experiencia. Pero ese pasado no es exactamente tuyo. En realidad, es un patrimonio material e inmaterial que debes cargar evitando que te aplaste. Por ello, si quieres ser riguroso, intentas examinarlo o recrearlo documentada y cuidadosamente, con cierta aprensión, sin nostalgias reparadoras.
No sé si recrearlo es la palabra adecuada. En realidad, compones un pasado que, en tu versión, jamás existió. La combinación de documentos te hace ver lo que nunca fue así y que tú, ahora, construyes queriendo ser fiel, verdadero, riguroso. Al mismo tiempo, te sientes compelido a exhumar lo pretérito. Estamos en la era de la conmemoración, de la celebración de las identidades, en la exaltación de los antepasados y los testigos.
Por eso, aun siendo historiador, sientes que la sobresaturación histórica, que la presencia de lo remoto, te agosta, te incapacita. Sientes, en fin, que no puedes rendirte a lo pretérito. No basta con proclamas ni con un pasado embellecido. ¿Entonces? Debes contrastar el presente con el pasado. ¿En qué hemos mejorado? ¿Qué nos distancia? Debes traer lo pretérito para conjurarlo y así alejarte. Y para ello has de conocer el detalle de lo que te pasa, la carga que estás obligado a acarrear. Quizás logres desembarazarte de ella, pero antes habrás de soportarla”.
Magistral Serna. Gracias, profesor. Y a ti, lector, espero que leer esto te sirva para no dudar sobre la verdadera naturaleza del oficio de los historiadores, de eso que en realidad es la Historia.
Este texto pertenece a mi artículo ‘Lo que la Historia es… para Justo Serna’, publicado el 21 de noviembre de 2019 en Anatomía de la Historia, que puedes leer completo EN ESTE ENLACE.
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