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Mi infancia, mi adolescencia, mi juventud

I

recuerdo un papel doblado y enterrado en uno de mis bolsillos de niño
la mano de mi madre y la ropa de mi madre y la risa de mi madre
la plaza desnuda que no es todavía plaza
sin bancos aun
tal vez sin árboles
recuerdo el frío de los inviernos fríos
y casi nada del calor de los veranos
una pelota insignificante y las carreras de verdad de mis amigos que aun son mis amigos
una pelota que nunca era un balón y la algarabía sin tregua
y los vasos de agua en los bares
las fotos que me hicieron las recuerdo casi todas
las horas de mis hermanos las recuerdo
las mujeres que ahora son y entonces eran niñas y yo creía quererlas y yo no sabía quererlas
recuerdo ya más cerca a mi amigo difunto Manuel Caballero a quien llamamos El Pelos
recuerdo a Juli y a Jose y a Manolo y a Rafa y a Santi y a Bayo y recuerdo a Quique
las paradas bonitas y los goles regañaos
los rescates y los escondites
el látigo y el pañuelo
recuerdo a mis abuelos vivos entonces y ya tan muertos
y las historias de mis abuelos muertos tanto antes
las palabras de Isabel, la madre de mi padre, las palabras y las galletas y el olor de sus jabones
lo alto que me parecía mi abuelo Ricardo
y su ponerse de portero en un partido de fútbol en Villaverde
los dos rombos en las pantallas de los televisores en blanco y negro y a la cama sin rechistar
a los tres Mosqueteros y al conde de Montecristo
y a Rocambole y a los doce hombres sin piedad
las películas en los cines de mi barrio en sesiones dobles ya empezadas
y las butacas y su ruido
recuerdo el olor de los libros del colegio antes de los forros y antes de las clases de otoño
los pupitres y los plumieres y las palabrotas dichas para la carcajada no para el daño
recuerdo a Zoco meter un gol en el último segundo
y adorar a esos jugadores de blanco ya para siempre
a Amancio y a Gento, a Pirri y a Juanito
y a Santillana y a Camacho
y no recuerdo a Gallego y a Fusté y a Rifé ni a Martí Filoxía ni a Asensi
aunque sí a Gárate y a Luis
recuerdo los pantalones cortos hasta en el frío de los fríos inviernos de escarchas diarias
recuerdo no recordar el calor de los veranos calientes en la ciudad caliente cuando el Caudillo
recuerdo no recordar la ignominiosa paz de los cementerios más grises
e imagino a sus muertos
recuerdo la playa y el cubito y un rastrillo y el agua de la mar atlántica de mi Suances del alma
a mi tía Angelines y a mi tío Joselín y a Prudencio y a Maricarmen y a mis docenas de primos
recuerdo a Quico
que se fue en medio de la desgracia de la sangre envenenada por nadie y por todos
y a Chuchi el mayor que me regaló mi primer par de botas de fútbol y la grasa para cuidarlas
y me llevó al Santiago Bernabéu para que oliera
para siempre
el césped y sintiera la gloria de las respiraciones
recuerdo a los Beatles y el fulgor de la música descubierta en las estanterías de mi tío
los Doors, los Kinks, los Stones, Led Zeppelin… y luego
recuerdo acercarme a todo lo que vendrá después
recuerdo ya lo he dicho a Cuca que es mi madre y a Ricardo el hijo de Ricardo e Isabel
que es mi padre
el hombre que soy lo recuerda
el hombre en que me convirtieron desde el niño que recuerdo lo recuerda
recuerdo a mis padres cuando eran jóvenes y reían a menudo y ella cantaba
ay ay ay cómo se la lleva el río
recuerdo a mis padres cuando Maite y Richard siquiera existían
todavía
les recuerdo a los dos
a Ricardo fumando un puro cada tarde de domingo y quemando la vitola y gustándose
a Cuca dejándose las pestañas sacando puntos a las medias de las demás mujeres
a los dos juntos bailando en las bodas aunque ellos ya no lo recuerden
recuerdo a Ricardo y a Adelaida que es Cuca y que fue Josefa y Josefina pero también La Jose
recuerdo a mis padres en el eterno instante de una tarde de verano en Suances
felices de aquella tarde que es desde aquella tarde el recuerdo de mis padres
recuerdo a un niño de pelo dorado posando para una foto con su hermano
recuerdo a un niño que ha dejado de serlo de la mano de su hermana
con un papel doblado y enterrado en uno de los bolsillos del niño que fue


II


Mi infancia son recuerdos
de un patio de Villaverde
y no es broma
de un patio y sus higueras
y sus sillas de madera
o de latón
y de mis abuelos
Isabel y Ricardo
y de las tardes de domingos
de transistores
Mi infancia es memoria
de las calles de Legazpi
y de las fuentes del Matadero
donde reparar
una sed pletórica
y de niños y niñas jugando
al rescate y al látigo
riendo sin desgaste
en los fríos y en los calores
madrileños
Es mi infancia todavía
una patria sin muertos
la vida antes de vivirla
el país de unos héroes
hechos a la medida
de la clase obrera



III


No soy capaz de saltar a la comba
ni de tocar la guitarra
o piropear a las chicas
juego a los pistoleros con mis amigos
y a las chapas
y a las bolas
y a la dola
y a mil juegos
o más
Me siento con ellos a leer tebeos
echamos carreras
corremos por correr
horas
vueltas y vueltas a la plazoleta
vamos al Matadero
para beber agua
y pedimos permiso al guardia
y nos vamos
a seguir con lo que sea
Un partido de fútbol
y luego otro
y otro
sin tiempo ni espacio
elquemetaelpróximogolgana
y de vuelta a casa
a la tele y sus dos rombos
a la cama y sus mantas
Mañana al cole
Mañana es hoy




IV


llega la noche y el baile se hace necesario
las bebidas y las risas se acomodan sin esfuerzo
urge sentirse bien y surtirse de lo vivo
algo muy parecido a la felicidad ya es excitante
llena de una emoción fresca y decisiva el local
nos hace sentirnos en la plenitud ajena a las alarmas
todo es favorable y sin resquicios
hay una sincera novedad exacta de plata
genuina y merecida
una caricia en el alma de todos nosotros
todo ocurre ya en la noche deslumbrante
clara y sin el empeño agotador de la luz
en el fragor de los sudores favoritos
cuando el disfrute de la música suculenta y juvenil
nos aturde hasta el límite del placer ensayado
poco antes de imaginarnos eternos




V


yo era un niño
y Jose y Antonio
con pantalones cortos
con cromos
y bolas y chapas
yo sabía mil juegos
y beber de las fuentes
y Jose y Antonio
correr y correr sabíamos
tras los balones
y tras nosotros
éramos de barrio
siempre con espadas
solo en nuestros puños
yo era un estudiante
y Jose y Antonio
de colegios muy cerca
muy cerca y pequeños
tan a la mano
oliendo a goma de borrar
eran los años setenta
cuando los billares
y las calles tan nuestras
y la muerte llamando
llamando a otras puertas



VI
son golondrinas
por la mañana son golondrinas
murciélagos por la tarde
es junio el mes
y no hay colegio
no hay olor a goma de borrar
ni al pis de los váteres
todo sabe a estío
a los meses sin relojes
a las horas elásticas
sabe a carreras y a tebeos
es lo que somos
niños en el tiempo
espíritus invencibles
con los cuerpos de dioses
niños en las calles
solamente niños
solamente



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