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Séneca, obra y muerte; POR Jorge Pisa Sánchez


El relato de la muerte de Séneca, transmitido por el historiador Tácito, nos da una muestra del patetismo y la irrealidad a las que a veces puede llegar el poder absoluto. Por lo visto, a Séneca le costó grandes esfuerzos acabar con su vida: aunque decidió cortarse las venas de los brazos y de las piernas, su intento no tuvo el efecto deseado, y solicitó a su médico que le administrará cicuta, el veneno que había acabado con la vida de Sócrates casi 500 años antes. Esta medida tampoco fue definitiva y finalmente Séneca, cuya vida se aferraba a la existencia de una forma desesperada, fue llevado a un baño caliente, donde el vapor consiguió asfixiarlo, ya que desde su infancia había padecido de asma.

De su obra disponemos de un destacable arsenal, entre el que destacan sus once diálogos u obras morales como De la providencia, De la tranquilidad del alma, Del ocio, De la brevedad de la vida; Las consolaciones, tres cartas de consuelo dirigidas a amigos o familiares; o Las cuestiones naturales. Séneca también escribió 67 epigramas y nueve tragedias inspiradas en sus antecedentes griegos. Es digna de mencionar, por su rareza, otra de sus obras llamada La calabacificación del divino Claudio (Apocolocyntosis Divii Claudi), una sátira feroz de la divinización del emperador Claudio, cargada de crítica a su gobierno y de un odio muy personal.

Este texto pertenece al artículo ‘El primer escritor hispano’, de Jorge Pisa Sánchez, publicado el 25 julio de 2011 en Anatomía de la Historia, que puedes leer aquí COMPLETO.

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