Desde 1931 hasta 1939
tiene lugar la experiencia de la segunda de tus repúblicas, España, truncada
por la Guerra Civil y su resultado.
En poco más de un año, en
los meses que transcurrieron entre el desistimiento de Primo de Rivera en enero
del 30 y el supermegahito del día 14 de abril de 1931, el reinado de Alfonso
XIII se va al garete en medio de su inane militarización incapaz de devolverte,
España, al camino de la democracia y el orden. Llega el Pacto de San Sebastián
de agosto de 1930 y con él el decidido intento de arrastrar a la España real
hacia el futuro.
Cuando la monarquía borbónica convocó unas elecciones
municipales para el 12 de abril del año 31, como un escalón disuasorio mientras
se inventaba una acometida honrosa al presente, ignoraba que su resultado iba a
ser interpretado como una suerte de referéndum entre Rey y República y, así, el
triunfo en las principales ciudades de las candidaturas republicanas salidas de
aquel Pacto del verano anterior fue entendido por el régimen, vale decir por el
bisnieto de Fernando VII, como un veteya y eso hizo, irse (del país de países
que ya estabas siendo, España), facilitando de esa forma la proclamación
ilusionada e ilusionante, por las buenas, de la Segunda República. ¡Qué
distinto es semejante advenimiento pacífico de su abrupto final! Pero no
adelanto acontecimientos.
Este texto
pertenece a mi artículo ‘La segunda de
las repúblicas españolas’, publicado en MOON MAGAZINE el 14 de abril
de 2017, que puedes leer completo AQUÍ y que es, además, un fragmento
de mi libro ¿Qué eres, España?
Muchas gracias, JLIS.
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