CÓMO HEMOS LLEGADO HASTA AQUÍ. 5: NACE OCCIDENTE

Hace unos cuatro mil años comenzó a crecer eso que llamamos civilización (no era la primera vez que ocurría, como sabes ya) en un lugar que llamamos Grecia, empezando por las islas que la salpican meridionalmente. Y dos mil ochocientos años más tarde la Edad del Hierro se hace presente. Faltan ocho centurias para que nazca Jesucristo cuando las ciudades-estado griegas asienten un átomo significativo del futuro de las sociedades civiles en lo que va a ser Europa, en lo que vamos a considerar Occidente (frente al Oriente incomprensible de los asiáticos y el Neolítico eterno de los africanos y las tardías civilizaciones americanas).

Inventamos la palabra democracia en Grecia, que no es poco, pero le queda un larguísimo recorrido para serlo. Y las palabras colonia y colonialismo. El mar Mediterráneo es el mundo de aquellas gentes que no quieren ser Oriente y que de Oriente se van en el siglo V antes de Cristo (a. C.: sí, contaremos así, antes, a. C., y después, d. C., de la venida al mundo del Dios de los cristianos).

Atenas es la buena y Esparta la mala, parece querernos enseñar la Historia. La mala, porque la buena Historia nos explica qué pasó en ambas en el alba de Occidente.

Un rey macedonio, ¿griego? sueña a lo grande en el siglo IV a. C. y su sueño casi lograr fundir las tradiciones de Oriente y Occidente: Alejandro Magno es uno de los más famosos protagonistas de la Historia pero sus sucesores no pudieron completar tan titánico esfuerzo casi antinatural. Lo que ocurrió fue que la historia acabó por ser la historia de dos mundos que comenzarán a dejar de mirarse hasta mucho después.





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