¿El rocanrol nunca morirá?


El periodista musical español Diego A. Manrique, en su ‘Mitología, ritos y leyendas del rock’ (una introducción a la Historia del rock de El País), centró magníficamente aquello que es el rocanrol (el rock and roll):

 

“El término rock and roll (‘mecer y rodar’) describe la actividad sexual y aparece en grabaciones de los años 30 [del siglo XX] y posteriores. Su popularización corresponde a Alan Freed, locutor de Cleveland (Estados Unidos) que descubre, a principios de los 50, que esos sonidos de origen negroide tienen gancho para un público eminentemente blanco y juvenil. Su programa Rock and roll party prepara el camino para Elvis”.

 

[Un Alan Freed que en 1959 se vería envuelto en un escándalo por aceptar sobornos para pinchar determinados discos. Una práctica de incentivos que, sin embargo, pasó a ser normal tiempo más tarde dentro de la industria discográfica.]

 

[…]

 

Neil Young, en una entrevista en 1983 a Musician Magazine, dijo:

 

“El espíritu del rocanrol no es sobrevivir a través de una larga decadencia, sino resplandecer en el presente, en este mismo segundo, no como una luz tenue que piensa en seguir brillando mañana”.

 

En un momento en el que, como afirma Ted Gioia, “la tecnología de la música comenzó a evolucionar más rápido que los propios estilos musicales”, al tiempo que se asistía a la decadencia del rock, pongamos desde la segunda mitad de la década de los años 70 del siglo pasado, tras la eclosión punk:

 

“En este contexto, la idea de que una banda de rock podría cambiarte la vida, por no hablar de cambiar el rumbo de la sociedad, era sumamente sospechosa: el rock se estaba convirtiendo en un estilo entre tantos otros en la batalla por la lealtad del público y, a medida que su público principal iba envejeciendo, su potencial para generar movimientos sociales revolucionarios decaía de manera proporcional. ¿Cómo podía el rock alterar el statu quo cuando era el statu quo?”


Por su parte, Bruce Springsteen es consciente de que es parte destacada de un mundo de creatividad que desaparecerá con él y con quienes como él pertenecen a la “temprana generación del rock” que nacieron a tiempo para disfrutar de las bandas de la oleada británica que reinventaron el rock, el blues, el soul y el pop (los Beatles y los Rolling Stones, principalmente), pero que aun así son “lo bastante jóvenes como para haber vivido la experiencia de quienes lo originaron todo: Muddy Waters, Howlin’ Wolf, Chuck Berry, Fats Domino, Roy Orbison, Jerry Lee Lewis, Elvis…”

 

Hablando de Muddy Waters (admirado desde la década de 1960 por destacadísimos músicos como Led Zeppelin, Eric Clapton o Jimi Hendrix), el gran bluesman grabará en 1977 una canción titulada The blues had a baby and they named rock and roll (‘El blues tuvo un bebé y lo llamaron rock and roll’), incluida en su elepé Hard again. Una canción, compuesta por él y por Walter Brown Brownie McGhee, en la que aparecían algunos de los mejores músicos negros de la música popular del siglo XX, como el propio Waters:

 

“Todos ustedes, saben que el blues tiene alma.

Bueno, esta es una historia, una historia nunca contada.

Bueno, ustedes saben que el blues quedó embarazada

Y llamaron al bebé Rock & Roll.

Muddy Waters lo dijo, ya saben que el blues tiene alma.

James Brown lo dijo, ya sabes que el blues tiene alma.

Bueno, el blues tuvo un bebé y llamaron al bebé rock & roll.

Ray Charles lo dijo, ya sabes que el blues tiene alma.

John Lee Hooker lo dijo, ya sabes que el blues tiene alma.

Bueno, el blues tuvo un bebé y llamaron al bebé rock & roll.

Otis Redding lo dijo, ya sabes que el blues tiene alma. […]”

 

Sobre el final de un tiempo artístico, musical, en el que creció y se desarrolló todo el potencial creativo de Neil Young, un mundo que hemos de conseguir hacer perdurar, escribe el autor de Harvest:

 

“Las raíces del rock y del rhythm and blues son una delicia. Esa música perdurará. Fueron tiempos mágicos y soy consciente de que no se repetirán”.

 

Más sobre el futuro del rock, del pop. En 2019, el músico australiano Nick Cave escribió en su blog The Red Hand Files lo siguiente:

 

“La moderna música de rock lleva enferma desde hace algún tiempo. Está afectada por una especie de cansancio y confusión y pusilanimidad; ya no tiene el vigor necesario para pelear las grandes batallas que la música de rock solía pelear. Me parece que hay poco nuevo o auténtico ya que se ha vuelto más previsible, más nostálgica, más cautelosa y más corporativa”.

 

Contestándole, Diego A. Manrique apuntalaba en el diario El País el 21 de abril de aquel 2019):

 

“Ciertamente, aunque uno pueda aceptar este argumento, aquí se necesitarían ejemplos. No todo el rock necesita ser peleón o, como sugiere, transgresor. De hecho, uno podría argüir que buena parte del mejor rock, desde que su amado Elvis Presley fichó por RCA, ha sido corporativo, previsible, nostálgico y —cuando las cosas se ponen feas— extremadamente cauteloso”.

 

Y, sí, es inevitable pensar como hace Nick Hornby respecto de la música pop, esa que viene de aquel estallido juvenil de mediados de los años 50, que “sigue habiendo una sensación de que se suponía que esto no tenía que durar tanto”.


Este texto pertenece a mi artículo ‘¿Qué es el rocanrol?’, publicado el 25 de noviembre de 2021 en Analytiks, que puedes leer completo EN ESTE ENLACE. Se trata de un breve extracto de mi más reciente libro, La música (pop) y nosotros, que acaba de publicar Sílex ediciones.

Comentarios

Entradas populares

Los textos incluidos en este blog son propiedad exclusiva de sus autores. Se permite su uso y reproducción, siempre y cuando se respete su integridad, se cite la fuente y su utilización no busque fines comerciales ni implique la obtención de ingresos económicos de cualquier tipo.