La Restauración se interrumpe y se agota en la dictadura del general Miguel Primo de Rivera, llega la República, la segunda española, en medio de una marea de sonrisas y de algunos puños crispados, un nuevo golpe de Estado acaba en una larga guerra, en la Guerra Civil por antonomasia, la cuarta de tu contemporaneidad, España atragantada, y la larga noche del franquismo, iluminada al final por los días en que tantos fuimos los hombres y las mujeres de Suárez, el futuro inscrito en los días del presente atento al tiempo pasado, adormecido y odioso, y la nueva democracia y Occidente y Europa ha muerto.
[…]
Si miramos
extasiados la nariz de Cleopatra española del siglo XX, a quien vemos es a
Adolfo Suárez, el siglo XX español por antonomasia. Y me explico. Naces y hay
una guerra y te adhieres no al Movimiento sino a la única realidad que conoces,
y medras y te llenas de la ambición que ya traes y usas tus recursos y medras y
conoces el miedo y la verdad, y ves que el emperador está desnudo y cuando se
muere haces eso tan español de lograr lo imposible y sucumbir en lo fácil. ¿Tan
español? Pero lo hiciste, ayudaste a la marea tranquila que era la sociedad
civil recordando la paz y recordando la guerra a llegar adonde quería, sin
despeinarte, y luego… Luego te echaron, los tuyos y los otros. Y ya está, te
quedaste en ese bosque lácteo donde la memoria no se deja querer. España siglo
XX.
Este texto forma parte de mi artículo
para la revista Moon Magazine
titulado 'España siglo XX'.
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